Los retos de la reforma pensional
Los retos de la reforma pensional
Mauricio Olivera, expresidente de Colpensiones y actual vicerrector Administrativo y Financiero de la Universidad de los Andes, analiza el estado de las pensiones en Colombia y los planes de la reforma pensional del gobierno Petro.
La necesidad de una reforma pensional está identificada desde hace más de una década. Sin embargo, las dificultades políticas de implementar una reforma de esta envergadura -un ejemplo reciente es la gran protesta contra la reforma pensional en Francia- la han atrasado, poniendo cada vez más en riesgo el sistema pensional. Finalmente, el gobierno radicó en marzo una propuesta de reforma. ¿Esta reforma resuelve los retos del sistema pensional? En esta columna se describen los retos más importantes y se contrastan con los objetivos de la reforma.
El diagnóstico
El sistema pensional sufre de varios males. Entre los más importantes se encuentran la baja cobertura, las inequidades, y la sostenibilidad financiera. Sobre la cobertura, solo 1 de cada 4 adultos mayores tiene una pensión. Sobre la sostenibilidad financiera, el Estado gasta en pensiones el 37% del presupuesto nacional, equivalente a 4,3% del PIB. Sobre la inequidad, en el Régimen de Prima Media (RPM) que administra Colpensiones mientras una pensión de salario mínimo recibe $125 millones de subsidio, la pensión de una mujer de 25 salarios mínimos recibe un subsidio de $940 millones de pesos. Es decir, el RPM es inequitativo y regresivo; da subsidios a quien más capacidad de ahorro tiene. El sistema también es inequitativo: dos personas iguales reciben una pensión diferente si una está en el RPM y otra en el Régimen de Ahorro Individual con Solidaridad (RAIS) que administran los fondos privados.

Los tres retos son importantes. Sin embargo, es necesario priorizarlos para definir los objetivos de la reforma. Sobre la cobertura, que solo uno de cada cuatro adultos mayores -solo el 25%- tenga una pensión es una situación inaceptable, por no decir insostenible, socialmente. Sobre la sostenibilidad, aunque el país gasta 4,3% del PIB en pensiones, de estos cerca de 1,6% de PIB se usa para pagar las pensiones de Colpensiones. Es decir, un tercio del gasto del presupuesto nacional en pensiones se destinada para RPM y este régimen cubre dos tercios de los pensionados. Aunque comparativamente hablando -en España se gasta el 11% del PIB en pensiones- el monto puede ser bajo, el país debe evitar la insostenibilidad financiera del sistema. Sumando las dos dimensiones es posible afirmar que, aunque el sistema enfrenta retos financieros que deben ser tenidos en cuenta, estos retos no son tan grandes porque en el país hay pocos pensionados. Finalmente, la regresividad del RPM además de generar gastos por los subsidios que otorga el RPM, es una de las mayores causas de los pocos efectos positivos que tiene el gasto público en la distribución del ingreso.
La reforma
La reforma propone el sistema de pilares en el cual el RPM y el Régimen de Ahorro Individual con Solidaridad (RAIS) que es administrado por los fondos privados se complementan. Este sistema existe en la mayoría de países del mundo, en donde, vislumbrando los retos financieros del RPM, se crearon los regímenes de ahorro individual para complementar la pensión.
Varios mecanismos propuestos por la reforma buscan ayudar a aumentar la cobertura. Primero, el régimen no-contributivo otorgaría a los adultos mayores vulnerables sin pensión un recurso económico de $223 mil pesos para evitar que estén en la pobreza extrema. Se trata de ampliar en monto y cobertura el programa no-contributivo que hoy existe y que se llama Colombia Mayor. Segundo, incluye otros mecanismos como la cotización por semanas para aquellas personas que no trabajan todo el mes, la pensión familiar a través de la cual una pareja puede conseguir una pensión sumando sus semanas cotizadas, y la pensión anticipada que otorga la pensión y descuenta lo no cotizado a aquellas personas que a los 65 años hayan cotizado más de mil semanas pero no hayan alcanzado las mil trecientas necesarias. Tercero, fortalece el programa de Beneficios Económicos Periódicos (BEPS) convirtiendo los aportes de aquellas personas de 65 años que aportaron entre ciento cincuenta y mil semanas en una renta vitalicia. Sin embargo, el origen de la baja cobertura del sistema pensional es el mercado laboral. Que solo 1 de cada 4 adultos mayores tenga pensión nace de que solo 1 de cada 3 trabajadores cotiza y lo hace de manera intermitente. Por eso la reforma laboral debería estar conectada con la pensional.
Para la sostenibilidad, la reforma busca ahorrar parte de los recursos que le llegarán al Estado, y financia el régimen no-contributivo aumentando la cotización de quienes más capacidad de ahorro tienen para el Fondo de Solidaridad Pensional y cobrando una contribución a las pensiones altas, de más de 10 millones de pesos. Aunque subsisten algunos temores sobre el uso de este ahorro, especialmente si un gobierno decide malgastar estos recursos, el Estado colombiano ha sido exitoso macroeconómica y fiscalmente con institucionalidades como la independencia del Banco de la República y el Comité Autónomo de la Regla Fiscal. Algunos artículos de la reforma avanzan en esta dirección creando el Consejo Nacional y la Comisión Técnica de Protección Social Integral para la Vejez. Sin embargo, como dice el dicho, el diablo está en los detalles, y estos órganos deben implementarse de la manera adecuada para salvaguardar y blindar jurídicamente los ahorros del sistema pensional.
Un punto importante en discusión es, dentro del esquema de pilares, cuánto se cotiza en Colpensiones y cuánto en los fondos privados. Hoy, con los dos regímenes compitiendo, el cotizante lo hace en uno de los dos regímenes. Con los pilares, cotizaría sobre los tres primeros salarios mínimos en Colpensiones, y sobre los siguientes -si gana más de tres- en un fondo privado. La pensión se calcularía sobre los tres primeros salarios mínimos como se calcula en Colpensiones, con un subsidio, y sobre los siguientes como se hace en un fondo privado, sin subsidio. Esto implica, por un lado, que la pensión sobre 4, 5 o más salarios mínimos -las llamadas altas pensiones- no recibirían subsidio, resolviendo en parte el problema de inequidad, pero, por otro lado, que las de tres salarios mínimos si recibirían un subsidio, generando una deuda futura. Por eso es importante entender fiscalmente cuanto ahorro se generaría con las cotizaciones de tres salarios mínimos y cuánto gasto futuro se comprometería. Algunos analistas sugieren que es mejor hacer el corte en uno o máximo dos salarios mínimos. La propuesta de reforma de pilares del 2013 propuso un salario mínimo.
No siempre el pez muere por la boca
Después de la prohibición de la caza en Colombia, la Corte Constitucional prohibió la pesca deportiva. La decisión trae un dilema con temas filosóficos, éticos y económicos.
Agua, sol, lentes y sombreros. Un grupo navega en un bote esperando al protagonista de esta historia. Izan sus cañas de pescar y esperan pacientes cualquier movimiento del nailon. El pez muerde el anzuelo. Empieza la faena. El objetivo es verlo al otro lado de la línea y obligarlo a salir del fondo del agua... el hilo se relaja y se tensiona .
De repente, aparece dando un salto en la superficie. En el bote se escuchan comentarios sobre su especie, su tamaño y se especula su peso. Las dos partes hacen movimientos rápidos, se esfuerzan, se sacuden.
Después de una media hora, cansado y resignado, el pez es arrastrado hasta el bote. Y luego de unas últimas sacudidas es controlado, mientras intenta tomar aire. Pero, sorpresivamente, después de algunas fotos, sin explicación, por lo menos para el pez, es devuelto al agua.
Esta es una escena típica de pesca deportiva, la que prohibió la Corte Constitucional en Colombia en abril de 2022, y aunque puede ser cruel para muchos, el debate de la decisión se ha intensificado entre animalistas, comunidades rivereñas, clubes de pesca y ambientalistas.

La deportiva es solo uno de los seis tipos de pesca. La comercial, de subsistencia, científica, de control y de fomento continúan. Pero para la Corte “la pesca deportiva es una actividad que vulnera el principio de precaución y la prohibición de maltrato animal y, por tanto, debe excluirse del ordenamiento jurídico”, dice el comunicado del fallo.
Igualmente, señala que “la finalidad recreativa de la pesca deportiva vulnera la prohibición de maltrato animal derivada de los mandatos de protección al medio ambiente y no tiene sustento en las excepciones al maltrato animal avaladas constitucionalmente por razones religiosas, alimentarias, culturales o científicas”.
Y es que, aunque en Colombia la pesca deportiva no es una práctica tan extendida como en otros países, las aristas que tiene el debate han llevado a que la Corte difiriera los efectos de su pronunciamiento por un año y que defensores de los animales y ambientalistas expongan sus puntos de vista tras la decisión.
Las implicaciones sociales
Sandra Vilardy, doctora en Ecología y Medio Ambiente, y ex directora de la iniciativa Parques Nacionales Cómo Vamos, comprende lo que puede generar en muchas personas hechos crueles contra los animales, como la tauromaquia o las peleas de gallos, pero no cree que se pueda comparar con el de la pesca deportiva, si se tienen en cuenta todas las implicaciones sociales y ecológicas.
“La conservación incluye no solamente la preservación, sino también los usos sostenibles de la biodiversidad, de la fauna y de la flora. Es importante también recordar que los humanos tenemos una dependencia completa de la biodiversidad y ha sido así a lo largo de la historia de la humanidad”, dice Vilardy.
La profesora de la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes, pone de presente que para la pesca deportiva es necesario tener una población de peces de buen tamaño y que para lograrlo las comunidades han sido acompañadas por organizaciones que los han guiado en este cuidado, que les ayudará a crear ingresos económicos con los aficionados a la pesca.
Respecto a este beneficio económico y social, Juan Armando Sánchez, profesor del departamento de Ciencias Biológicas de Los Andes y miembro de la Misión Internacional de Sabios 2019, subraya lo que precisamente esa Misión observó en Guainía, Vichada, Chocó y Amazonas. “Muchos de los guías de la pesca deportiva eran personas que estaban dedicadas a actividades ilegales, a algún nivel de sobreexplotación pesquero o incluso de deforestación”, y por esto vieron en la Comisión un beneficio para las dos partes, donde las personas ejercían una actividad sostenible, mientras apoyaban la conservación.
El pez es un ser sintiente
Para María Constanza Moreno, representante legal de la Federación de Entidades Defensoras de Animales y del Ambiente de Colombia, FEDAMCO, quienes presentaron concepto ante la Corte sobre la la pesca deportiva y participaron activamente en la construcción de la ley que prohíbe los circos con animales en Colombia , hay algo que comparten los humanos y los peces: “Todo ser provisto de sistema nervioso y cerebro, en cierta forma, es susceptible a experimentar dolor en intensidad y duración similar”.
“El hecho de que los peces no tengan el córtex o corteza cerebral, no quiere decir que ellos no experimenten emociones o que no experimenten dolor”, añade Moreno, y cita estudios de la Universidad de Oxford donde los peces son capaces de reconocer rostros humanos, algo que solo se pensaba podrían hacer los animales con cerebros más grandes, como lo señalan los autores del estudio.
Respecto al aprovechamiento de la pesca deportiva por comunidades y clubes de pesca, Moreno asegura que hay un clima de antropocentrismo en las decisiones. Pero ve necesario que a los seres sintientes se les dé una garantía constitucional "derivada de la responsabilidad que tenemos los humanos hacia otros seres sintientes”.
La comparación con el aborto
Sorprendió a muchos que en el comunicado sobre la decisión de la Corte se trajera a colación la despenalización del aborto hasta la semana 24 de gestación, aprobada en febrero de este año. Argumentos que se conocieron por los salvamentos y aclaraciones de los votos.
Dice el comunicado que la magistrada Cristina Pardo Schlesinger salvó su voto y, a su juicio, “la protección animal en los términos del fallo, del cual se aparta, termina concediendo mayor protección a la vida animal que a la vida de los seres humanos concebidos, no nacidos –y añade- lo cual contradice el principio constitucional de dignidad humana”
En un conversatorio sobre el tema de la Red de Ayuda a los Animales (RAYA), Carlos Andrés Muñoz, filósofo y abogado, autor del libro “Los animales desde el derecho”, expresó su sorpresa porque el debate no se hubiera dado informalmente en redes sociales, sino desde la misma discusión en la Corte. “Creo que el argumento es una pelea que no ganaron con el tema del aborto, que quieren aquí mezclar, cuando en realidad cualquier progreso de los animales significa un progreso del ser humano”, dijo Muñoz.
Para Sandra Vilardy, la humanidad está en un momento de mucha irritabilidad y se necesitan espacios de dialogo, por eso ve la necesidad de conocer la sentencia en su totalidad con los argumentos científicos. “En el caso de la sentencia del aborto los argumentos científicos estaban dados, son súper evidentes. Ahora lo que necesitamos en el caso de esa sentencia es conocer también los argumentos y poder dar ese debate”.
El debate que hay que dar
Desde el 2002, Alemania incluyó la protección de los animales en su Constitución y han sido muchos los temas que han tenido que zanjar, como las libertades religiosas o de investigación. En el debate colombiano sucede lo mismo.

Incluso entre animalistas se ha dado discusión al tener el fallo posibles efectos contraproducentes. El profesor Sánchez señaló que, por ejemplo, “Si yo quiero ir a pescar, consigo un permiso y saco los peces; entonces estoy realmente ocasionando un daño en el ecosistema y ahí es donde éticamente este sufrimiento temporal que tienen los peces [con la pesca deportiva], en la balanza de un dilema ético es menor que el sufrimiento que se le va a hacer a toda una comunidad que se está empezando a afectar por la sobreexplotación”.
Pero la idea, para Sanchéz, no es proponer una explotación irracional o que no haya regulación, pero si reflexionar sobre lo que más conviene tanto al hombre como a los ecosistemas.
Sandra Vilardy cree que el foco de discusión sobre el cuidado de los peces y sus hábitats debe estar más enfocado a la búsqueda de una mejora de los ambientes acuáticos, la contaminación de las aguas donde se reproducen y se alimentan estos animales y a la perdida de la biodiversidad, daños que no son producidos por la pesca deportiva.
Por el lado de los animalistas, la representante de Fedamco aclaró que esta no es una discusión reciente y varios filósofos han hablado sobre la reivindicación de los derechos de todos los seres vivos. “Encontramos a Jeremy Bentham, a Gandhi, que decían que el desarrollo moral de las naciones se mide en la forma como se tratan los animales”.
En este momento el país espera el texto del fallo y las próximas decisiones que se tomen, por parte de la Corte y otros entes como el Congreso, en temas relacionados con los derechos de los animales, decisiones que igualmente podrían implicar un cambio cultural.
La bacteria que descompone petróleo y hace crecer las plantas
La bacteria que descompone petróleo y hace crecer las plantas

Aunque no se ven, las bacterias asustan, pero la microbióloga Jenny Dussan asegura que muchas son altruistas y, tras estudiarlas por años, ha descubierto varios de sus servicios.
Las bacterias están en todas partes y en las condiciones más extremas. Desde los témpanos de hielo en la Antártica, hasta en las dunas del desierto del Sahara; en las alas de los pájaros o en el sistema digestivo humano. Esta omnipresencia a muchos les asusta y en la mayoría de ocasiones el miedo es justificado, — la gangrena gaseosa o la peste son causadas por bacterias — pero en otras, estos microorganismos prestan servicios ambientales desintegrando petróleo o incluso descomponiendo el glifosato, el herbicida utilizado para el control de los cultivos ilícitos.
No las podemos ver a simple vista y tienen nombres en latín difíciles de pronunciar, lo que puede aumentar la prevención frente a estas. Aun así, para la profesora Jenny Dussan han sido parte importante de su vida.
Dussan es la directora del Centro de Investigaciones Microbiológicas de la Universidad de los Andes; es doctora en biología molecular de microorganismos y lleva más de 30 años estudiándolos, en especial a la bacteria Lysinibacillus sphaericus. Habla con entusiasmo sobre esta, sus servicios ambientales y el origen de cada línea de investigación que fue naciendo en las últimas tres décadas.
El uso de la L. Shpaericus comenzó con el control biológico del mosquito Anopheles, causante de la malaria; pasó a la desintegración del petróleo, luego a la estimulación del crecimiento de las plantas y, el servicio más reciente, la desintegración del glifosato.

Una bacteria multiusos
La Lysinibacillus sphaericus ya era utilizada en los ochenta por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el control biológico de las larvas de los mosquitos Aedes aegypti y Anopheles albimanus, que transmiten enfermedades tropicales (dengue, zika, chicunguña el primero y malaria el segundo). El primer trabajo que hicieron en el CIMIC al respecto fue muestrear de extremo a extremo el país, aislando la bacteria para el control de los mosquitos.
Un segundo uso comenzó a forjarse en 1989, después de que se diera el derrame de crudo del barco Exxon Valdez, en Alaska. Inexpiablemente, algunas zonas afectadas se comenzaron a limpiar y los investigadores del mundo se dieron cuenta de que la causa eran los microrganismos en esas zonas.
En el CIMIC, teniendo como referencia lo sucedido en Alaska, se dieron a la tarea de explorar lo que podría hacer la L. sphaericus, y se dieron cuenta que tenía rutas metabólicas que degradaban los compuestos aceitosos del petróleo. De ahí comenzaron a trabajar con varias empresas de esa industria en Colombia, teniendo éxito en la recuperación de áreas afectadas por el crudo.
La efectividad del microorganismo depende de la pesades del petróleo. En lugares como Caño limón, cuenta Dussan, “nuestros procesos de remediación eran rápidos, en 45 días, de ver sitios negros, pasamos a ver lugares verdes y además con fauna; Los chigüiros ya andaban por ahí”.
Antes de continuar el relato de sus investigaciones, Dussan aclara que esta bacteria en específico no tiene efecto en humanos, y que por el contrario es benéfica para el medio ambiente. “Nosotros la llamamos la bacteria ECO amigable”, dice la investigadora. Y recuerda cuando llegó a Barrancabermeja para el trabajo con una petrolera y los miembros del sindicato de la USO, la unión sindical de la industria del petróleo, la esperaba con fotocopias de libros de microbiología, donde se mostraba cómo las bacterias han causado grandes enfermedades. Dussan les dio la razón, pero también les aclaró, que cuando se utilizaba una bacteria, se aseguraban que no fuera patógena, es decir, que no causara ninguna enfermedad.
De negro a verde
Tras el trabajo de biodegradación del petróleo, se comenzaron a dar cuenta de que no solo se podía de nuevo cultivar en estas zonas, sino que además las plantas crecían con mayor altura. Entonces surgió la pregunta si era la bacteria la que estaba provocando este crecimiento y efectivamente lo era.
La L. sphaericus estaba promoviendo el crecimiento de las plantas al fijar nitrógeno en el suelo y mejorar su calidad. Básicamente lo que hace la bacteria es convertir el nitrógeno en amonio y luego en nitrato, que es el que las plantas aprovechan.
Sabiendo ya su actuación en los suelos, llegó otra oportunidad de probarla con el herbicida más controvertido en Colombia: el glifosato; utilizado para la fumigación de cultivos ilícitos. El Ministerio de Medio Ambiente invitó a Dussan a grupos de discusión para que diera su punto de vista como experta en microorganismos y así abrieron una nueva línea de investigación para probar la versatilidad de la bacteria.
“Cuando el glifosato cae al suelo — explica Dussan— si uno chequea, los microorganismos lo están metabolizando. Pero hay algunos que no lo hacen, o sea, lo usan y lo pasan a otro compuesto, ese otro compuesto que no pasa, es más tóxico y volátil y ahí, por ejemplo, puede ser tóxico”.
Con los análisis genéticos del L. sphaericus se dieron cuenta que esta toma la vía de la sarcosina, que es un producto intermedio en la degradación de la glicina. Es decir, el glifosato que está compuesto de glicina y fosforo es dividido por la sarcosina.
“La glicina es un aminoácido que utilizamos todos: las bacterias, los animales, las plantas, todo para nuestro metabolismo, porque es parte de las proteínas. Y el fósforo, que se libera en forma de fósforo inorgánico, queda soluble en el suelo y ese lo pueden utilizar las plantas”, explica la microbióloga.
Este último descubrimiento está en fase de laboratorio que, como dice la profesora, es un ambiente en que las bacterias están “consentidas”. Pero el potencial es grande, y en un país que ha debatido tanto su uso, Dussan lo ve como un área que hay que seguir explorando.

Un potencial invisible
La directora del CIMIC se emociona cuando se le pregunta por la diversidad que tiene Colombia en bacterias, y de inmediato recuerda el libro de Roberto Kolter y Stanley Maloy: Microbes and Evolution: The World That Darwin Never Saw (Microbios y evolución: El mundo que Darwin nunca vio) Porque el autor del Origen de las Especies no pudo explorar el universo de los microorganismos. A Colombia le pasa lo mismo, es evidente la biodiversidad de fauna y flora y, aunque invisible, está la de las bacterias, hongos, algas microscópicas y demás microorganismos.
“Si tú chequearas un gramito de tierra ves la diversidad de microorganismos que hay, y esa diversidad es mayor que la de cualquier otra, porque soporta condiciones ambientales extremas y por eso Colombia, que tiene varios pisos térmicos, y está en el trópico, la diversidad es inmensa”, dice Dussan.
La L. sphaericus también puede absorber metales y este es uno de los trabajos que la microbióloga ve que todavía falta desarrollar en el tratamiento de aguas y en la minería.
Tras 30 años dedicados a un solo microorganismo al que le ha encontrado todos estos usos, Jenny Dussan llama la atención sobre el potencial que hay en la microbiota y las bacterias aliadas que todavía faltan encontrar, y así estudiar los servicios que pueden prestar a la humanidad.
El Centro de Investigaciones Microbiológicas (CIMIC), de la Universidad de los Andes, fue fundado por la doctora Elizabeth Grose en 1991. En sus orígenes trabajó con hongos fitopatógenos y luego con bacterias que controlan la pudrición del cogollo de las palmas. Otras investigaciones se enfocaron en el clavel Rojo en los cultivos de la sabana de Bogotá. Tras el fallecimiento de Grose, en 1997, la microbióloga Jenny Dussan asumió como directora del Centro.
La urbanización está influyendo en la evolución de las especies
La urbanización está influyendo en la evolución de las especies
El análisis de un insecticida natural que producen los tréboles les permitió a los científicos observar la evolución, en tiempo real, de estas plantas, omnipresentes en casi todo el planeta. El estudio, en el que participaron tres investigadores de Uniandes, fue la portada de la revista Science.
Quién no ha buscado, durante un soleado día de campo o una excursión en medio de la naturaleza, un trébol de cuatro hojas, universalmente reconocidos como preciados amuletos para la buena fortuna. Aunque no hay una explicación certera sobre esta peculiaridad en los tréboles, una de las posibilidades que contemplan los científicos es que esta cuarta hoja (también conocida como foliolo) sea el resultado de una mutación genética, responsable, incluso, de la existencia de tréboles de cinco o más hojas.
De hecho, el libro de los Récord Guinness cuenta en sus registros con una planta de increíbles 56 foliolos. Sin embargo, hasta donde se sabe, un número mayor de hojas extra no representa ninguna ventaja para los tréboles.
Durante varios meses, científicos de todo el mundo emprendieron la que puede ser la mayor búsqueda de tréboles de la que se tienen registros: alrededor de 200 investigadores de prestigiosos centros e institutos se dieron a la tarea de buscar tréboles en 160 ciudades, en los cinco continentes.
Pero ellos no buscaban plantas de cuatro hojas. En cambio, estaban interesados en otra alteración genética que sí les resulta ventajosa a los tréboles desde el punto de vista evolutivo: la capacidad de producir cianuro de hidrógeno, una sustancia química que los protege del ataque de diferentes insectos depredadores y, también, les ayuda a sobrellevar las sequías.
Pero, como los foliolos adicionales, la presencia del cianuro de hidrógeno en los tréboles también resulta, de cierta manera, enigmática para los científicos, pues no todas las plantas la producen y, al parecer, su presencia está estrechamente relacionada con la ubicación de las poblaciones, bien sea en zonas rurales o urbanas.

Así lo explica Andrew J. Crawford, profesor asociado del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de los Andes, en Bogotá (Colombia), y quien aparece, junto con sus estudiantes de maestría Melissa Hernández y Érika Rodríguez, en el listado de 183 autores de un estudio que acaba de ser publicado por la revista Science, sobre la relación evolutiva entre el cianuro de hidrógeno y la localización de los tréboles. La investigación, liberada en el Día de San Patricio, fue la portada de la prestigiosa publicación.
“Gracias a investigaciones previas sabemos que algunos tréboles cuentan con la adaptación para producir cianuro de hidrógeno, que les permite resistir los ataques de insectos e, incluso, las sequías; nuestro objetivo con este estudio era determinar si dicha adaptación es una respuesta de los tréboles a las condiciones del lugar en el que están ubicados, para entender si la evolución en estas plantas está ocurriendo en tiempo real, a medida que las zonas urbanas van creciendo”, explica Crawford.
“Esta adaptación -continúa el experto- es producto de la presencia de dos genes, y tenerla resulta beneficioso cuando hay insectos ‘vegetarianos’ alrededor. Pero cuando no hay depredadores, producir cianuro de hidrógeno representa una pérdida de esfuerzo energético. Lo interesante de este experimento era poder ver si, a medida que empiezan a crecer en zonas urbanas, y hay menos amenazas de insectos, los tréboles dejaban de producir el cianuro de hidrógeno, para, de esta manera, ahorrar esfuerzos energéticos.”
Cazando tréboles
Liderados por Marc Johnson, profesor titular del Departamento de Ecología Evolutiva de la Universidad de Montreal (Canadá), el numeroso equipo científico emprendió su cruzada global para buscar tréboles de la especie Trifolium repens, omnipresentes en casi todo el planeta. La idea era tomar muestras que dieran cuenta de la transición de las zonas urbanas a las rurales.
Así, por ejemplo, en Bogotá, el profesor Crawford, Hernández, Rodríguez y otros estudiantes recorrieron un camino de casi 30 kilómetros que iba desde el centro de la capital hasta la zona occidental de la calle 80. En total, hicieron 40 paradas, separadas por alrededor 700 metros, en las que recogieron 20 muestras con, al menos, tres tréboles en cada una ellas. De esta manera se aseguraban una mayor diversidad genética entre las muestras recolectadas.

Este mismo ejercicio los científicos lo repitieron en 34 ciudades de Europa, 94 de América del Norte, trece de América del Sur, diez de Asia, ocho de Oceanía y una de África. Allí, los investigadores procesaron las muestras, y luego las enviaron a Canadá para su posterior análisis. Al final, la colección total de plantas fue de más de 6.000 poblaciones de tréboles, a algunos de los cuales les secuenciaron el genoma.
Los investigadores llegaron a conclusiones sorprendentes. Crawford indica que, tal como lo previeron, por lo general, las plantas de zonas rurales mostraban una mayor probabilidad de producir cianuro de hidrógeno, mientras que las poblaciones que están en la ciudad casi no tenían esta particularidad.
“Encontramos que factores ambientales como la humedad y la temperatura se relacionan directamente con la presencia del compuesto químico; así, en el campo, donde hay una mayor tasa de evaporación y temperaturas más frías, los tréboles producían el cianuro de hidrógeno en mayores cantidades, a diferencia de las ciudades, donde ocurría lo contrario”, asegura Crawford.
Por su parte, la bióloga Hernández agrega que esta adaptación se vio reflejada, desde el plano genético, en una mayor expresión de los genes involucrados en la producción del cianuro de hidrógeno: “vimos cómo a los tréboles que no lo producían les faltaba un pedazo de la información genética, relacionada con esta misma adaptación”, señala.
“El hecho de que les faltara justamente la porción de la información genética necesaria para codificar cianuro de hidrógeno nos da claras luces de que evolucionaron para no segregar este repelente. Esta es una evidencia, además, de que la evolución no es casual, sino que es un proceso que puede seguir patrones, independientemente de la localización geográfica”, asevera Hernández.
“Para ponerlo en perspectiva humana: una generación humana dura unos veinte años; así, en dos generaciones humanas ocurren unas cien generaciones de tréboles y, en ese tiempo, en el que se puede notar claramente la transformación de un área rural en una urbana, los tréboles evolucionaron drásticamente para adaptarse a su nuevo ‘hábitat citadino’”, añade la bióloga.

En este sentido, y de acuerdo con James S. Santangelo, candidato a PhD de la U. de Toronto, y también autor del estudio, uno de los hallazgos más poderosos del estudio es que “la urbanización está impulsando entornos similares en ciudades de todo el mundo”.
“Esto significa que dos ciudades en los extremos opuestos del mundo son más similares entre sí que cada ciudad con su propio hábitat no urbano circundante”, dice Santangelo, quien agrega que se espera que esta ‘convergencia ambiental’ conduzca a respuestas evolutivas similares en las especies.
A la pregunta sobre si este estudio puede ser aplicable para entender cómo la urbanización puede influir en los procesos evolutivos de otras especies, tanto vegetales como animales, Santangelo responde que, si bien algunos de los métodos específicos que usaron solo serían aplicables en un número limitado de sistemas, como las plantas que producen cianuro de hidrógeno, el enfoque más general de examinar el cambio evolutivo en varias ciudades del mundo ciertamente sería aplicable.
“Muchas especies, por ejemplo, ratas, ratones, palomas, se han asociado con ciudades de todo el mundo, y existe una pregunta general en el campo de la ecología evolutiva urbana sobre si se están adaptando de manera similar en diferentes centros humanos. Es importante comprender si las ciudades independientes impulsan el cambio evolutivo de manera similar, para predecir cómo el cambio ambiental asociado con la urbanización podría afectar la biodiversidad”, dice.
Y al ser consultado si después de revisar tantos tréboles de todo el mundo encontraron alguno de cuatro hojas, Santangelo responde, en medio de risas, que “definitivamente”: “En mi propia colección, en el este de América del Norte, incluso, encontré tréboles de cinco, seis y hasta 7 hojas”, apunta.
La orquídea que huele a chocolate y a vainilla
La flor que huele a chocolate y a vainilla
Luego de un arduo trabajo y sin saber en principio que tenía en sus manos una especie hasta ahora desconocida, la bióloga Yasmin Alomía descubrió y catalogó una nueva orquídea en Colombia, el país más rico del mundo en estas flores. Se trata de la Dichaea andina.
1. El secreto entre la niebla
Cuando la catalogó por primera vez, Yasmin Alomía creyó que se trataba de una orquídea descrita en la Guayana Francesa. Había llegado a ella por su director de tesis doctoral, Pablo Stevenson, quien la invitó a escoger una orquídea en el Parque Nacional Cueva de los Guácharos (Huila) para su investigación. Ella, especialista en ecología, la eligió por su abundancia, debió visitarla varias veces para encontrarla florecida y nunca quedó tranquila con las diferencias que notaba con respecto a la flor de las Guayanas. Para empezar, era raro que estuviera en los bosques andinos, entre 1.800 y 2.400 metros de altitud. La nueva especie, la Dichaea andina, habita bosques nublados, frescos, con una humedad del 98% y temperatura promedio de 15 grados centígrados. También se encontró en el Valle del Cauca, en la cordillera Occidental, y en Antioquia, en la cordillera Central.
2. De rosa, de violeta y de blanco
Bajo las ramas verde oliva -que al ojo no entrenado parecen las de un helecho- brotan las flores de color rosa pálido y violeta, con su labelo blanco. El periodo de floración de la Dichaea andina es de dos a tres días con dos picos entre abril y mayo y entre octubre y noviembre, aunque puede darse floración ocasional. En los días de flor, la fragancia que las flores despiden se puede percibir de nueve de la mañana a tres de la tarde.
3. Desde la penumbra hasta la luz
Como es común en las orquídeas, su relación con los árboles es vital. La nueva orquídea colombiana crece en árboles vivos y en troncos muertos, por lo general en zonas de sombra profunda. Para Yasmin Alomía, bióloga de la Universidad del Valle y aspirante a doctorado de la Universidad de los Andes, “esta especie fue un reto desde el principio”, por lo que tuvo una satisfacción adicional al descubrir que se trataba de una nueva orquídea que daría a conocer.

4. Una fragancia que conquista
“Cuando está en flor, uno detecta una fragancia dulce, con unas notas de chocolate con vainilla”, describe Alomía. La Dichaea andina atrae, en el bosque, a las abejas euglosinas, llamadas abejas de las orquídeas, para cuyos machos las montañas colombianas son una especie de perfumería en la que buscan aromas que les ayuden a conquistar a hembras que los encuentran más o menos atractivos por su bouquet. Un factor clave en su reproducción. Para identificar con plenitud a la Dichaea andina, la bióloga debió sumergirse en la taxonomía, en la que no se considera experta.
5. La huella que la confirma
Los especialistas saben que cada especie de orquídea tiene, podría decirse, una ‘huella’ digital que ayuda a identificarla: su labelo, una suerte de pétalo modificado, generalmente con un color diferente a los pétalos de la flor. Ese labelo también fue determinante para saber que la Dichaea andina era distinta de su pariente de Guayana. Entre las Dichaea, el labelo es ancoriforme o de ancla y el de la colombiana presenta cambios que llevaron a la investigadora a consultar expertos que confirmaron que se trataba de una nueva especie y a sumar estudios genéticos comparativos.

¿Vivimos en una ciencia ficción?
Ciencia ficción: el ARTE de ESPECULAR
En la casa de Karen Aune no había televisión. De niña, las revistas sobre ovnis que compraba su madre y los libros de ciencia ficción de Asimov y Bradbury eran el estímulo para imaginar otros mundos. Hoy combina artes plásticas y ciencia ficción en escenarios donde hombre y tecnología se encuentran.
Vivimos, para Karen Aune, en el mundo que especuló la ciencia ficción. Teletrabajamos, como en los Supersónicos (1962), y se trasplantan los órganos que recibió Frankenstein (1818) en la novela de Mary Shelley.
¿Qué hay de ciencia ficción en nuestras vidas?
Karen Aune: El Internet, el celular, el hecho de que tengamos sistemas de inteligencia artificial que ya pueden filtrar nuestros gustos. Soy una adicta a la película Matrix (1999). La premisa de Matrix es que un gran sistema de inteligencia artificial se apodera del mundo y utiliza los humanos, la conectividad de los humanos, para que su sistema siga andando. Metafóricamente, es lo que pasa hoy. Damos a esta gran máquina toda nuestra información y nos devuelve esta adicción. Y seguimos ahí enganchados y seguimos comprando productos o interactuando. Entonces sí, fue muy profética y vivimos esto.
De niña, Karen Aune soñaba con poder congelarse y ver que pasaría en el futuro. Hoy no está muy segura de que la humanidad pueda presenciar la suerte de su planeta.
¿Qué cree que quedará en un futuro de la humanidad, de lo que nos hace humanos?
K. A.: No sé qué podría quedar, pero a mí me da mucho miedo sobre lo que no quede, porque yo veo que el ser humano es cada vez menos empático. Las relaciones humanas son muy basadas en el interés. Hay un intercambio, un microintercambio económico en todas las relaciones (económico, en un sentido metafórico). Zygmunt Bauman habla en su libro Amor líquido de este afecto, que es una transacción todo el tiempo.
El humano siempre quiere tapar el sol con el dedo. Tenemos esta cosa: nos sentimos mal, tomamos un medicamento. En lugar de alimentarnos bien o de tener un mejor estilo de vida. Eso es terrible, mejor paremos de destrozar, cambiemos el sistema económico, cambiemos la manera como estamos viviendo. Es un sistema muy agresivo. Como vamos con nuestra relación con el entorno, con el medio ambiente, puede que no existan los humanos. Algunos animales van a entrar en extinción, pero nosotros somos los más frágiles de todos. Creo que el planeta sigue, pero nosotros puede que no.
Espacios Tecnoestéticos de Ficción
Autora compiladora: Karen Aune. Ediciones Uniandes.
Artista, investigadora y profesora, reflexiona en su trabajo sobre el proceso de construcción de sus obras y cómo las herramientas transforman también al artista. Una muestra es este libro, investigación sobre el proceso creativo de su obra Lapsus Trópicus. Lo publicó durante pandemia, en 2020.
El proyecto de investigación desde la creación titulado Espacios Tecnoestéticos de Ficción, consistió en la realización de la obra Lapsus Trópicus, que fue expuesta en la Fundación El Faro del Tiempo en Bogotá en 2015 y de este libro. El proyecto fue financiado por el fondo de Apoyo a profesores Asistentes (FAPA) de la Universidad de los Andes.