Luis Quiroga Puello es profesor emérito de la Universidad de los Andes desde diciembre de 2019, teórico de la física cuántica, gran conocedor de la historia, ávido lector, amante del vallenato clásico y del fútbol. Su vida esta impulsada por la necesidad de conocer.
Por: César Orozco Carrillo<br\>ce.orozco@uniandes.edu.co
A primera vista, es estricto, seco y cortante en el trato con la gente. Pero cuando entra en confianza es divertido y puede llegar a contar en una clase que las partículas se enamoran y se entrelazan entre sí, a veces para toda la vida, pero otras, como las personas, se separan.
De esos rasgos de personalidad no les cabe duda a quienes conocen a Luis Quiroga Puello, un doctor en Física que llegó a Los Andes hace 35 años por el cierre de la Universidad Nacional, donde se estrenaría como docente. Ahora es profesor emérito, un reconocimiento para quienes se hayan destacado de manera excepcional por su contribución a la docencia, la investigación, la formación de estudiantes y su compromiso con el desarrollo institucional y con el país.
“Como profesor, Luis se sale del común. Cuando uno es su estudiante, puede que no le caiga muy bien porque es muy exigente, pero, con el pasar de los años, se le agradece mucho”, asegura Ferney Rodríguez, decano de la Facultad de Ciencias de Los Andes y uno de sus primeros alumnos.
La idea es compartida por Fabio Pablo Miguel Méndez Córdoba, uno de los estudiantes a los que les ha dirigido el trabajo de grado, quien, además, recibió el Premio Nacional a Mejor Tesis de Grado de Pregrado, en la categoría Ciencias Naturales, del concurso Otto de Greiff 2019.
“Cuando elegí hacer la tesis con él, muchos intentaron hacerme recapacitar, pero a mí me sirvió tener a alguien tan riguroso y directo a la hora de hacer comentarios. Aprendí a ser paciente, a manejar la frustración, sobre todo cuando escribía. Él me hizo entender que esa es una parte dura de la investigación, pero toca hacerla”, recuerda Fabio. Ambos concuerdan en que su método de enseñanza se basa en la independencia: “Da las ideas para marcar el camino, pero el estudiante es quien debe hacer la investigación”, comenta Fabio, quien adelanta estudios doctorales en Los Andes. “Su estilo es más europeo”, complementa Ferney.
Foto: Felipe Cazares
Precursor de lo interdisciplinario
Luis Quiroga Puello sabe hacia dónde quiere ir, aunque no siempre sepa cómo llegar. Eso lo convirtió en uno de los precursores de los estudios interdisciplinarios en el Departamento de Física. “A lo largo de estos años, nos hemos metido con computación y con biología cuánticas; en algún momento trabajamos problemas de economía y física con Neil Johnson, un reconocido físico británico, profesor honorario de Los Andes. Esto abre un poco más la mente para abordar los problemas desde distintos puntos de vista”, comenta Ferney, quién lo ha acompañado en el Departamento desde 1994, cuando volvió como profesor tras terminar su doctorado en la Universidad Autónoma de Madrid.
Ambos armaron la línea de investigación en óptica cuántica y montaron un buen laboratorio experimental. Quiroga también impulsó la física de materia condensada en el país, temática en la que es referente a nivel nacional e internacional. “Ha logrado formar una escuela y una línea científica de investigación. Muchos de sus estudiantes también ya son referentes en sus campos de estudio”, afirma Ferney.
Es, también, un gran conocedor de la historia mundial y de la historia de la ciencia. Es un vallenatero consumado, amante del vallenato clásico, ávido lector, conoce mucho de cine, le gusta bailar y ama el fútbol, deporte que practicaba cuando joven. Todos lo viernes, desde el inicio de su amistad con Ferney Rodríguez, y solo interrumpido cuando este último viajó a cursar el doctorado, van a una tienda cerca de la Universidad a tomar cerveza, hablar de física, de fútbol y de la vida.
“Él ama a su familia, es su foco y principal objetivo. Tiene dos hijas, una es sicóloga y la otra bióloga. Viven en Madrid. Es un gran profesional, un gran hombre de familia y con conciencia social”, resume Rodríguez.
“No me he puesto a pensar en lo qué significa ser profesor emérito. Hasta el momento, tengo que reconocer, sigo como todos los días: dictando las clases, asistiendo a las reuniones, atendiendo a los estudiantes que se acercan para trabajar conmigo. Nada ha cambiado y espero que, en el fondo, no vaya a cambiar”.
Luis Quiroga Puello
“Los estudiantes me han educado bastante”
Luis Quiroga Puello no recuerda muy bien por qué decidió estudiar física, pero está convencido de que la llegada del hombre a la luna en 1969, cuando cursaba bachillerato, marcó su vida y lo atrajo a la ciencia. Desde ese momento se ha interesado por conocer las leyes básicas del universo.
¿Ha sentido alguna vez una crisis vocacional?
Como profesor, no. Antes sí; tengo que confesarlo.
Cuando terminé mi carrera tuve una crisis vocacional y por eso me fui a París (Francia) con la intención de moverme por Europa. No sabía si quería seguir con la física. Después, cuando hice malos trabajos para sobrevivir como migrante, de los que prefiero no entrar en detalles, me di cuenta de que sí, que prefería seguir trabajando en física, que no era tan malo después de todo —responde entre risas—.
Al llegar no tenía apoyo económico, ni beca, ni préstamos, ni ayuda de la familia. Me fui completamente solo a ver qué pasaba y me quedé cinco años.
En ese momento decide estudiar física cuántica, ¿cómo escogió ese campo?
Fue parte de mis estudios. Generalmente, se empieza estudiando la física clásica, más o menos hasta la mitad de la carrera; luego, se estudia la física cuántica y sus derivados. Cuando comencé a aprenderla, me atrapó el hecho de que esas leyes eran totalmente distintas, quería tratar de entender cosas que eran antiintuitivas y contraevidentes en muchos sentidos.
¿Qué diferencia existe entre la física cuántica y la física clásica?
La física clásica deja de funcionar a nivel de los átomos; entonces, para entender el comportamiento de la materia y de los fenómenos que nos rodean a partir del comportamiento de los átomos hay que recurrir necesariamente a una física que no es la de Newton ni Maxwell. La física cuántica ya tiene unas leyes un tanto surrealistas, unas leyes un tanto extrañas, como el hecho de que las partículas puedan estar en varios sitios o en distintos estados a la vez. Esto permite aprovechar procesos de entrelazamiento cuántico entre partículas, lo que recientemente ha llevado a propuestas de teleportación, por ejemplo.
Siempre me ha interesado entender eso: cómo, a partir de los átomos, podemos comprender el comportamiento macroscópico de todo lo que vemos alrededor, como el azul del cielo, la luz del sol, el verde de las hojas; todo eso se debe a las propiedades de los átomos.
Volviendo a París, allí estudió en la Universidad Pierre et Marie Curie, ¿qué recuerdos tiene de esa época?
Que fue muy dura para mí. Como estudiante extranjero, sin beca… Fueron un par de años iniciales bastante difíciles. Después, el Centro de Estudios Nucleares me dio una beca y pude terminar los últimos dos o tres años del doctorado.
¿Cómo fue ese primer encuentro con la física cuántica en un país extranjero y con una lengua que no es la materna?
Al principio fue un tanto duro, pero me adapté bastante rápido. Cuando terminé la carrera, acá en Colombia, creí que ya sabía todo. Pero, al estudiar allá, me di cuenta de que no, que era mejor ser más modesto y humilde porque casi no sabía nada, tenía que empezar a estudiar por mi cuenta. Algo que realmente me marcó.

Foto: John Wilson Vizcaíno – Archivo Universidad de los Andes
Eso lo tenemos que transmitir a nuestros estudiantes. Ellos no tienen que estar sentados de manera pasiva esperando a que el profesor les enseñe, sino que deben motivarse para aprender solos. El profesor es una ayuda, y una ayuda muy valiosa en algunos casos, pero tenemos que convencerlos de que, si quieren salir adelante, tienen que dedicarse a aprender por sí solos.
En 1984 decide volver a Colombia y ser profesor, ¿qué lo motivó a elegir este camino?
Parte de mi motivación era que veía allí la oportunidad de seguir aprendiendo. Necesito y quiero aprender algo nuevo todos los días. Me desespera el día que pasa plano. Y no hay nadie mejor para educar a los profesores que los estudiantes. Los que he tenido me han educado bastante.
No estoy de acuerdo con la idea de que un profesor es una autoridad que va a imponer o a transmitir un conocimiento que solo él posee. Sí, sabe un poco más que sus alumnos, pero, con toda seguridad, un buen estudiante tiene el poder de hacer dudar al mejor profesor cuando hace una buena pregunta.
¿Ha logrado resolver alguna de las inquietudes que lo impulsaron a estudiar física?
Nadie ha logrado todavía entender las leyes básicas del universo, pero eso justamente es lo interesante. Sabemos que vamos conociendo cada día nuevos comportamientos y fenómenos en la naturaleza, pero cada vez que creemos encontrar una respuesta se abren mil preguntas más de las que no tenemos ni idea. Es una carrera sin fin y eso es lo que me interesa en especial. Llegar a pretender que tenemos la verdad absoluta me deprimiría, porque perdería el gusto por lo que hago.
SUS MODELOS
“Aunque es una respuesta muy obvia, indudablemente en física Albert Einstein es una figura central en mi motivación. Prácticamente es la primera imagen de un científico que ve un niño o una niña.
Foto: Víctor Solano – Archivo Universidad de los Andes
Ahora, más allá de él, también hay figuras muy interesantes en la física moderna. Entre ellos Richard Feynman (1918-1988), un profesor de Caltech en EE. UU., que publicó excelentes libros de física con explicaciones alternativas, con palabras tan sencillas que todos pudieran entender. Además, transmiten un poco lo que parece haber sido su personalidad: un tanto irreverente, un tanto rebelde, contra corriente.
Gran parte de las motivaciones que actualmente nos llevan a investigar sobre información y computación cuánticas vinieron de ideas que él propuso, aunque esto no hacía parte de su área de investigación exactamente”.
“Mi futuro en la academia lo veo a corto plazo, pues ya estoy en edad de jubilación.Tengo que tomar una decisión en muy poco tiempo:si me jubilo o no; pero eso es algo que está en proceso de discusión con mi familia. Claro que lo he pensado.”
Luis Quiroga Puello