Roberto Zarama, transformador de vidas
Foto: Felipe Cazares
A los 67 años murió el mentor del programa Ser Pilo Paga. Un maestro que transformó la vida de muchos estudiantes, colegas y amigos. El hombre cuyo espíritu solidario ayudó a materializar el sueño de jóvenes de escasos recursos a través del acceso a la educación superior.
“Roberto fue uno de esos buenos libros que uno quisiera que nunca acabara, de esos que uno quisiera tener siempre en su mesa de noche para poder releer muchas veces”. Así describe Julio Villarreal, su colega y amigo, al profesor de Ingeniería Industrial de Los Andes fallecido en febrero de 2020.
“Cuando soñamos solos, es nada más que un sueño. Pero cuando soñamos juntos comienza la realidad”,
Roberto Zarama (1952-2020)
Otros recuerdan a Roberto Zarama por haber creado, con su estudiante de doctorado Juan Felipe Penagos, Ser Pilo Paga, el programa de becas que logró que cerca de 40.000 estudiantes con los mejores resultados en las pruebas Saber 11 ingresaran a universidades acreditadas del país. A esto lo llevó su pasión por la matemática, combinada con una invaluable sensibilidad social fundamentada en ayudar a quien no conocemos.
De hecho, también lideró la creación de la Fundación CeiBA, entidad sin ánimo de lucro conformada por siete universidades aliadas para generar capacidad regional en ciencia, tecnología e innovación, que ha financiado a 600 estudiantes de investigación.
En su columna de El Espectador, del 15 de febrero de 2020, Mauricio García Villegas habla de cómo lo conoció cuando estudiaba bachillerato en un plantel religioso: “Roberto era el profesor de teatro de ese colegio y no podía desentonar más en el conjunto de los docentes: tenía una cultura cosmopolita (había estudiado en París y en Londres), hablaba con nosotros como si fuera un amigo, vestía de manera extravagante, era ingenioso e inteligente y enseñaba con una creatividad intempestiva que despejaba nuestras mentes”.
Zarama se vinculó a Los Andes en 1998 como profesor del Departamento de Ingeniería Industrial y, entre 2001 y 2013, se desempeñó como director de esa dependencia. En todos esos años muchos experimentaron sus aportes a la innovación en procesos pedagógicos centrados en la lúdica seria que implementaba en algunas de sus clases para hacerlas más amenas y comprensibles.