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Por Alejandro Gaviria
Rector

Quisiera empezar este editorial, un editorial que marca un cambio de énfasis, ya lo veremos, con una suerte de declaración de principios, con una visión de la responsabilidad de la Universidad de los Andes (y las universidades en general) en estos tiempos difíciles. Las universidades debemos conectarnos más. Involucrarnos más en el debate público. Ampliar nuestras audiencias. Convertir la apropiación social del conocimiento en un objetivo preponderante. El conocimiento que no se comunica simplemente no existe.

Esta idea, este énfasis en la divulgación y la apertura intelectual, ha acompañado algunos esfuerzos editoriales de la Universidad de los Andes a lo largo de su historia. Cabría citar la Revista de la Universidad de los Andes fundada en 1958. El Correo de los Andes que dirigió Germán Arciniegas con gran éxito entre 1979 y 1989, que llevó lo mejor de la cultura a un público no especializado, ávido de reflexiones e historias. También están la revista Razón y Fábula fundada por Andrés Holguín en 1967 y la revista Texto y Contexto fundada en 1984.

Nota Uniandina nació con el siglo. El primer número se publicó en el 2000, aunque hubo una edición especial en 1998. Surgió con un propósito un poco más modesto, como un medio de comunicación interna.

Pretendía que los profesores conocieran el trabajo de sus colegas. Algo que no ocurre espontáneamente en medio de las murallas disciplinares (invisibles pero fructíferas) que casi definen la academia moderna. Este objetivo inicial fue ampliándose con el tiempo, la audiencia se expandió. Actualmente la revista está enfocada sobre todo en los egresados de la Universidad. Usa un lenguaje no especializado. Pretende, como decíamos arriba, conectar a la academia con una audiencia distinta.

Esta es la edición n.º 58 de la Nota Uniandina. Si se suman tres números especiales, 50 años de la Universidad y homenajes a Mario Laserna y a Francisco Pizano, han sido 61 ediciones publicadas en algo más de dos décadas. La 56 y la 57 fueron virtuales por cuenta de la pandemia (y sus inclemencias). Este ejemplar tiene como tema principal el cambio climático, el problema central de estos tiempos y un asunto que la Universidad de los Andes ha querido priorizar en todas sus dimensiones, la científica, la ética, la cultural y la socioeconómica.

Esta es la última edición de la Nota Uniandina. Queremos hacer un cambio de énfasis. Embarcarnos en un proyecto similar, con los mismos propósitos, la misma idea de la centralidad de la divulgación, pero más ambicioso, que trascienda nuestra comunidad, que vaya más allá de nuestro deber con los egresados y llegue a todo el país, a todos los interesados en la cultura, en el mundo de las ideas, en la forma como el conocimiento, poco a poco, pero de forma inexorable, transforma nuestras sociedades.

 

Esta es la última edición de la Nota Uniandina. Queremos embarcarnos en un proyecto con los mismos propósitos, la misma idea de la centralidad de la divulgación, pero más ambicioso, que llegue a todo el país, a todos los interesados en la cultura, en el mundo de las ideas, en la forma como el conocimiento, poco a poco, pero de forma inexorable, transforma nuestras sociedades.

Queremos una revista que nos permita conectarnos más, contar lo que hacemos y contar también lo que hacen otros. Una revista que no se circunscriba a la comunicación institucional. La Nota Uniandina se trasformará, desde la próxima edición, en la nueva revista Puntos. La nueva revista está inscrita en una tradición, pero quiere innovar, adaptarse a las circunstancias y demandas de los nuevos tiempos.

Foto de la revista Puntos

Puntos, pues queremos conectar diferentes temas y disciplinas. Puntos, pues habrá un énfasis en la pertinencia, en los puntos de debates, en los asuntos del momento. Puntos, además, en el sentido de la pluralidad, de la presentación de diferentes puntos de vista, diferentes visiones del cambio social, diferentes enfoques y diferentes voces. Puntos finalmente, en plural, como puntos suspensivos, pues somos conscientes de que esta es una historia que continúa, que viene de atrás, que tiene unos antecedentes y tendrá, con el tiempo, en otro momento y otras circunstancias, otra publicación que la suceda. Los poetas han enfatizado, de muchas maneras, que el universo está contenido en un punto, que toda la complejidad se condensa en un espacio minúsculo. El nombre quiere aludir también a esa idea esencial.

Quiero darles las gracias a todos los que trabajaron en la Nota Uniandina. Más que un final, este es un comienzo. Un cambio que quiero pensar como auspicioso.

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Vigilada Mineducación. Reconocimiento como Universidad: Decreto 1297 del 30 de mayo de 1964. Reconocimiento personería jurídica: Resolución 28 del 23 de febrero de 1949 Minjusticia.

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