Un guante llamado SkinGO, en prototipo y en proceso de patente, convierte las manos de cirujanos y dermatólogos en un dispositivo médico con una superficie abrasiva. Es ergonómico y sus componentes facilitan la remoción del tejido muerto en personas con lesiones cutáneas como quemaduras de segundo y tercer grado, aceleran la regeneración de la piel en cualquier parte del cuerpo y reducen el tiempo del tratamiento hasta un 25 %.
Actualmente la dermoabrasión se lleva a cabo con papel de lija de ferretería, que los médicos deben manipular con sus dedos a manera de pinzas, o con una esponja. Si las partículas de la lija se sueltan y quedan en la herida, pueden ocasionar infecciones y retardar la curación. La tarea es demandante físicamente.
Con el prototipo se hicieron ya varios procedimientos con resultados satisfactorios, bajo la supervisión de expertos de la Clínica de Heridas de la Fundación Santa Fe de Bogotá y con la autorización del Comité de Ética de esa entidad.
Este guante reduce complicaciones y efectos adversos. Aminora la fatiga y el agotamiento del proceso. Permite realizar dermoabrasión en lugares de difícil acceso: detrás de las orejas, entre los dedos o dentro de la nariz.