La globalización, caldo de cultivo para las pandemias La especie humana es partícipe del origen de las enfermedades infecciosas por zoonosis. Cada vez más, eliminamos las fronteras y facilitamos los contagios al

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La especie humana es partícipe del origen de las enfermedades infecciosas por zoonosis. Cada vez más, eliminamos las fronteras y facilitamos los contagios al tener contacto con los animales que las producen. Así, los humanos nos convertimos en vectores de transmisión.

Por: Luisa Juliana Avella Vargas
lj.avella@uniandes.edu.co

El SARS-CoV-2, un organismo microscópico, cuyo único interés en el ser humano es utilizar sus células para reproducirse, logró cambiar drásticamente, en poco menos de tres meses, las estructuras básicas de la civilización contemporánea expresadas en términos laborales, económicos, culturales y de dinámicas sociales fundamentadas en la globalización.

Este nuevo coronavirus se propaga con gran rapidez y, ante el desconocimiento de su conducta en los ecosistemas humanos y sus repercusiones a mediano y largo plazo, los dirigentes del mundo afrontan desafíos inimaginados. Estos los han llevado a tomar decisiones relacionadas con periodos de aislamiento, reactivación de actividades económicas, cierre y apertura de fronteras, entrega de subsidios u otorgamiento de créditos, entre muchas otras, y en ocasiones han tenido que deshacerlas sobre la marcha.También han debido encarar las noticias falsas con recomendaciones —unas atinadas, otras exageradas o descabelladas— que se propagan con más viralidad que el mismo virus.

Para enfrentar esta emergencia apenas han contado con la experiencia propia y ajena, las herramientas de modelación matemática y las hipótesis de sus asesores y expertos, explica Johnattan García, abogado de Los Andes y magíster en Salud Pública con énfasis en Salud Global de la Universidad de Harvard.

Una de las mayores preocupaciones se ha derivado del temor al colapso de los sistemas de salud. Con el encierro obligatorio de la población se pretende ganar tiempo para dotar al sistema hospitalario de los equipos necesarios (especialmente respiradores) para atender a los enfermos o hacer las pruebas de diagnóstico.

Pero, cómo se produce el contagio y cuál es la historia de las pandemias en la Tierra.

Microorganismos sin fronteras

Esta no es la primera vez que el mundo enfrenta una pandemia. Tampoco será la última.
Ahora es el nuevo coronavirus, pero antes —y reapareciendo por oleadas— fueron las fiebres hemorrágicas, como el dengue o el ébola, las gripes, el VIH, las pestes…, enfermedades infecciosas que han cobrado millones de vidas desde épocas en que aún no se documentaban, pero que conocemos gracias a estudios arqueológicos. Unas más contagiosas, otras más mortales. No importa. Todas han puesto a prueba nuestra capacidad para sobreponernos como especie. Hasta ahora lo hemos logrado, pero bajamos la guardia con gran facilidad tan pronto el peligro inminente cede.

En la historia encontramos que el factor común de aparición de las pandemias es el desplazamiento humano masivo producido por invasiones, guerras, creación de rutas comerciales y, más recientemente, como consecuencia de la globalización.

Vale la pena decir que, en términos generales, la cooperación entre naciones ha impulsado cambios sociales, económicos y culturales mediados por la inmediatez en las comunicaciones. Internet elimina las fronteras físicas y acerca al mundo. Como resultado lógico y deseable, la migración humana hoy es más dinámica que nunca: en 2019 alcanzó la cifra de 272 millones según los registros de las Naciones Unidas, 51 millones más que en 2010. Esto enriquece el mismo proceso de globalización, pero lleva implícita una de las grandes consecuencias de vivir en un mundo más conectado: no solo migramos como individuos. Nos convertimos en vehículos transoceánicos de patógenos —microorganismos que pueden causar enfermedades— que podrían poner en riesgo la salud de comunidades antípodas.

Ante nuestros ojos e impotencia, el nuevo coronavirus se ha extendido por el mundo en cuestión de semanas y hemos sido el vehículo. Nos convertimos en vectores de transmisión, eliminando las fronteras para los patógenos. Los microorganismos se han globalizado junto con la humanidad.

TIFUS, más mortal que la guerra


En 1489, durante la lucha entre los españoles cristianos y los musulmanes en Granada, los cristianos perdieron 3.000 vidas por bajas de guerra y 20.000 por tifus.

GRIPE vs.
VIH


Según la Organización Mundial de la Salud, el virus del sida ha causado 32 millones de muertes en sus casi 40 años de historia documentada; la gripe española causó 25 millones de decesos en los primeros 6 meses de pandemia.

La peste fue usada como arma biológica en el siglo XIV


Ejércitos catapultaban cadáveres infectados sobre las murallas de pueblos y aldeas con el fin de propagar la enfermedad.

Patógenos ancestrales

Los agentes patógenos pueden ser de muchas clases y actúan de maneras diversas. Todos los virus son agregados moleculares que parasitan y matan las células de un huésped para activarse y replicarse. Al mismo tiempo, aunque las bacterias suelen ser inofensivas, hay algunas patógenas, capaces de desencadenar enfermedades graves, como la peste bubónica. También se cuentan como patógenos algunos hongos y protozoos.

Estamos erróneamente convencidos de nuestra superioridad evolutiva como especie y olvidamos que todos los microorganismos nos llevan una inmensa ventaja en procesos adaptativos, como nos lo recuerda el biólogo y profesor emérito de Los Andes Felipe Guhl. El Homo sapiens tiene 150.000 años de antigüedad, pero tenemos evidencia de que los primeros microorganismos como las bacterias, surgieron en la Tierra hace 3.500 millones de años.

Para manejar adecuadamente los múltiples factores involucrados en cualquier epidemia o pandemia, es importante conocer el origen, la biología, la genética y el comportamiento de los diferentes agentes infecciosos. Múltiples estudios han demostrado que las causas de estas enfermedades se deben, en la gran mayoría de los casos, a la intrusión del hombre en los ambientes silvestres. Tenemos muchísimos ejemplos muy bien documentados, como la fiebre amarilla, el ébola y el zika. El SARSCoV-2 no es la excepción.

Por esta razón, los estudios ecoepidemiológicos de los diferentes escenarios de transmisión de los agentes infecciosos, acompañados de las técnicas modernas de secuenciación de genes y los modelamientos matemáticos, se convierten en herramientas indispensables para tomar las medidas de control adecuadas.

Estos estudios nos han demostrado que existe un fenómeno de amplificación (se conoce en inglés como spillover) y se refiere a que hay infinidad de animales silvestres en la naturaleza y, en este caso particular, centenares, si no miles de virus, están circulando entre ellos. Esto se conoce como las zoonosis, es decir, circulación de patógenos entre animales silvestres. Los animales portan los virus y gracias a procesos evolutivos, hay un equilibrio entre los agentes infecciosos y sus hospederos, los cuales no padecen la infección. Pero cuando el hombre invade el ambiente silvestre, caza los animales para su alimento, los virus no reconocen al nuevo huésped, no están adaptados, y por consiguiente son más agresivos. Inmediatamente se desencadena un nuevo comportamiento que causa lo que estamos viviendo en la actualidad. El hombre es un accidente en el ciclo natural del virus.

El nuevo coronavirus SARS-CoV-2 parece tener origen zoonótico. Aunque cada día científicos del mundo descifran aspectos y comportamientos de este virus (taxonomía, genoma, secuencia), todavía hay muchos interrogantes y falta camino por recorrer hacia el encuentro, validación clínica y aplicación de un tratamiento efectivo o una vacuna.

Tan Letal

que…


La letalidad de la viruela era tal que algunas culturas antiguas no daban nombre a los niños hasta que padecieran la enfermedad y sobrevivieran.

Flores,

mejor que hedores


Caminar con flores alrededor de la nariz era una práctica supersticiosa popular en la Europa de mediados del siglo XIV. Con ella se pretendía evitar la inhalación de los hedores y así alejar el mal que afligió a las víctimas de la peste negra.

¿Cómo responderemos a esta amenaza?

La historia nos muestra que el ser humano ha sido víctima de múltiples pandemias que han diezmado poblaciones enteras. Los patógenos que las producen no desaparecen espontáneamente: suelen volver por oleadas que generan nuevos brotes (por ejemplo, la gran plaga de Milán, la gran plaga de Sevilla, la gran plaga de Londres y otras llamadas grandes plagas de otras ciudades fueron brotes de la plaga de Justiniano, que, en los aproximadamente 200 años que duró, cobró entre 30 y 50 millones de vidas). Cada vez son menos agresivos, bien sea porque los organismos generan anticuerpos, porque se toman medidas sanitarias para control de vectores (plagas transmisoras) o porque se desarrollan tratamientos y vacunas que generan inmunidad.

Hasta ahora hemos logrado sobreponernos como especie a las pandemias más drásticas.

Pero, y si surgiera un nuevo patógeno que resultara ser aun más contagioso y mortal que los ya conocidos, ¿a quién culpar?, ¿al paciente cero?, ¿al primer migrante?, ¿al sistema de salud que falló en la contención?, ¿al animal portador inicial?, ¿al arrogante Homo sapiens?

De acuerdo con un artículo del diario El País de enero de 2020, por la globalización e interconexión del mundo moderno, si una comunidad no puede controlar un brote infeccioso, todo el planeta está en riesgo. De allí la importancia de que todos los sectores sociales coordinen esfuerzos, se involucren y destinen recursos para la prevención y planificación de acciones tendientes a preparar a los sistemas de salud y mejorar la capacidad de respuesta ante la aparición de emergencias sanitarias para lograr contener los brotes. Así lo sugiere la médica Jovana Ocampo, magíster y doctora de la Universidad Nacional de Colombia en Salud Pública, actualmente profesora e investigadora de la Facultad de Medicina de Los Andes.

Tenemos ahora la ventaja del reconocimiento de la historia (esta pandemia ha sido extensamente comparada con la pandemia de gripe española de 1918) y la nueva experiencia. Aprovechemos este conocimiento y las herramientas tecnológicas y predictivas de modelación matemática para prever cómo debemos prepararnos para cualquier eventualidad futura.

FORTALECERNOS ES LA MEJOR OPCIÓN

La demanda de camas y respiradores rebasó las expectativas en muchas ciudades del mundo durante la actual pandemia. Para la médica Jovana Ocampo, doctora en Salud Pública, en el caso particular de Colombia, la presión que supone preparar el sistema de salud para el actual escenario, sumada a la necesidad de atender las enfermedades endémicas transmitidas por vectores (dengue, malaria o chagas, por ejemplo) y demás enfermedades no transmisibles (diabetes, cáncer o hipertensión, verbigracia), obliga a fortalecer de forma inmediata e inaplazable el trabajo conjunto de los actores de dicho sistema. El objetivo es prevenir, atender y mitigar eventos que pongan en riesgo el bienestar de la población, más allá de la nueva enfermedad.

Glosario para hablar de pandemias

Brote: Aparición repentina de una enfermedad infecciosa en un lugar específico.
Endemia: Enfermedad que reina habitualmente, o en épocas fijas, en un país o región.
Epidemia: Enfermedad que afecta a un número de individuos superior al esperado durante algún tiempo determinado.
ETV: Enfermedades transmisibles por vectores.
Morbilidad: Proporción de personas que se enferman en un sitio y tiempo determinado.
Mortalidad: Tasa de muertes producidas en una población durante un tiempo determinado.
Pandemia: Enfermedad epidémica que se extiende a varios continentes.
Patógeno: Agente que origina y desarrolla una enfermedad.
Reservorio: Organismo que aloja virus, bacterias u otros microorganismos que pueden causar una enfermedad contagiosa y que puede propagarse hasta producir una epidemia.
Vector: Agente que transporta algo (un patógeno en este caso) de un lugar a otro.
Zoonosis: Enfermedad o infección que se da en los animales y que es transmisible a las personas en condiciones naturales, directamente o mediada por vectores.

Nuestros ancestros adquirieron parásitos de animales, creando las primeras enfermedades infecciosas que son las mismas que nos afectan hoy en día.

El contacto entre el ser humano y los animales se hizo cada vez más estrecho al domesticar muchas especies alrededor de las viviendas, en donde se llevaban a cabo actividades de siembra y agricultura.

La habilidad de infectar a humanos fue posible gracias a que estos parásitos no estaban suficientemente especializados en su relación huésped-parásito.

Cerca del 80 %
de las enfermedades infecciosas y parasitarias del hombre son zoonosis.


Factores facilitadores de la zoonosis

  • Aumento de la población
  • Intrusión del hombre en los diferentes ecosistemas
  • Contacto con animales o sus productos
  • Desplazamiento del hábitat animal

Las zoonosis según su ciclo

    • Sinantrópicas cuando tienen un ciclo urbano.
    • Exoantrópicas, cuando el ciclo es selvático.

Se conoce por zoonosis a las enfermedades o infecciones que se transfieren de los animales vertebrados al ser humano y viceversa, bien por contacto directo (por ejemplo con fluidos infectados, como la orina) o por picadura de insectos o artrópodos vectores que previamente picaron al huésped, transportando así el patógeno de un individuo a otro.

En los últimos años se ha observado la emergencia y remergencia de algunas zoonosis, fenómeno estrechamente relacionado con cambios ecológicos, climáticos y socioculturales que han determinado que la población animal comparta su hábitat con el hombre cada vez con mayor frecuencia.

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Vigilada Mineducación. Reconocimiento como Universidad: Decreto 1297 del 30 de mayo de 1964. Reconocimiento personería jurídica: Resolución 28 del 23 de febrero de 1949 Minjusticia.

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