La Universidad de los Andes rindió un homenaje de vida y obra a Julio Ernesto Estrada, pionero de la salsa en el país y fundador del reconocido grupo Fruko y sus Tesos, en sus más de 55 años de carrera musical.
La salsa no desaparecerá de Colombia, sino que seguirá siendo un puente de unión entre culturas y razas, dijo con certeza Julio Ernesto Estrada, más conocido como Fruko y uno de los pioneros de la salsa en el país.
Sus más de 55 años de vida artística y un vasto conocimiento sobre la música lo convirtieron en protagonista de un homenaje de vida y obra que le rindió el Centro Cultural de la Universidad de los Andes este año, en el marco de la Ruta Patrimonio de la Música Colombiana.
“Hago música para que la gente esté contenta y su mente se encauce, en un país como Colombia que es un paraíso para la felicidad”, agregó el maestro Fruko durante su presentación en el auditorio Mario Laserna el 22 de febrero de 2020.
Hablar de salsa en el país es, sin duda, también hablar de Fruko y sus inicios. Un legado que arrancó a sus 15 años cuando acompañó a los Corraleros de Majagual y a grandes de la música sabanera como Alfredo Gutiérrez, Lisandro Meza y Calixto Ochoa.
De la música sabanera, Estrada pasó a compartir encuentros con referentes mundiales de la salsa: Tito Puente, Richie Ray, Bobby Cruz, Héctor Lavoe y Willie Colón. Al alternar con ellos, contó que se llevó lo mejor de la sapiencia de las Antillas y su influencia marcó a grupos colombianos como Niche, Joe Arroyo e incluso La 33. Para Estrada la música debe elevar las emociones y de la mano de las letras dejar mensajes que siembren conciencia, le den valor a la vida y energicen el espíritu.
“Fruko logró desarrollar un sonido con identidad local y con un alto nivel de interpretación. Ha participado en más de 7.000 canciones como productor, arreglista, músico o ingeniero de sonido. Su aporte ha sido sin duda vital para la identidad de la música colombiana y su reconocimiento en el mundo”,
Ximena Guerrero, jefa del Centro Cultural de Los Andes.
“Siempre les he dicho a los poetas que pueden trasladar sus letras a la salsa para que sean populares, conocidas y cambien la vida de las personas”, agregó Fruko.
La salsa, siguiendo al maestro, es una sincronía entre la percusión y las letras y ha traído desde hace años alegría para muchas culturas en el mundo.
En su presentación en Los Andes, Fruko y sus Tesos interpretaron las canciones más conocidas, incluyendo la que se considera el himno de la salsa: El preso, que es también la más memorable para Estrada por tratarse de “una obra que mueve y motiva… Se trata de una obra espiritual”.
Fruko, llamado así por su similitud con un personaje de un anuncio publicitario de conservas, sabe que su legado se construyó estudiando y trabajando: en sus palabras, “innovando para trascender”.
En su memoria guarda recuerdos del concierto que marcó su vida musical. Fruko y sus Tesos fue una de las primeras agrupaciones colombianas en presentarse en el Madison Square Garden, en Nueva York.
Frente al futuro de la salsa no tiene duda de que esta seguirá reinventándose como ocurrió con la salsa choque que nació en Nariño. Y ve con optimismo cómo los jóvenes innovan con la música en el país y siguen llegando al exterior.
“Hay una juventud vibrante e inteligente que estudia los clásicos, pero que también explora a través de los efectos cibernéticos. Aún hay una juventud llena de salsa que permite que sigamos avanzando como país”, puntualizó Fruko.
“La salsa es una sincronía entre la percusión y las letras y ha traído desde hace años alegría para muchas culturas en el mundo”.
Julio Ernesto Estrada, Fruko.
Julio Ernesto Estrada es el cocinero mayor de su casa. Como en la famosa canción, él se encarga de la cocina, mientras su esposa, Rosa Garzón (en la foto), trabaja como ginecóloga en un hospital de Medellín.