El cannabis –o marihuana– aparece hoy en múltiples presentaciones para consumo medicinal. Mirada fotográfica a este mercado emergente en Bogotá.
El cannabis –o marihuana– aparece hoy en múltiples presentaciones para consumo medicinal: en gomas masticables con Tetrahidrocannabinol (THC), resinas, cristales y extractos con Cannabidiol (CBD), pomadas, mieles, cervezas, gotas para dormir. Mirada fotográfica a este mercado emergente en Bogotá.
Fotorreportaje: Felipe Cazares
Por Pablo Zuleta
Colombia está entre los primeros cinco países que iniciaron el camino de la regulación del cannabis para uso medicinal, pero su industria es la de menor desarrollo en lo económico y en el acceso a los productos. Esto nos conduce al mercado negro, que, durante 25 años, ha basado sus productos en publicaciones web, tanto para cultivo como para análisis de los contenidos de cannabinoides. La referencia histórica sobre el conocimiento reciente del cannabis es la legalización del uso médico de la marihuana en California en 1997, que involucra investigaciones en muchas universidades del mundo, entre las que se destaca el trabajo de Raphael Mechoulam. En todo esto hay que subrayar la divulgación de la información visual de las flores hembras de cannabis, sus diferentes colores, en flores frescas y en aquellas ya curadas; los cultivos a gran escala y los productos terminados. La flor hembra es la parte de la planta que se usa en el consumo para embriagarse y para los usos médicos, y, a pesar de la cantidad de información que se ha publicado, persiste la idea equivocada según la cual lo que se usa de la planta son las hojas.
Existe un avance en los productos terminados para el uso humano, en cuanto al nivel de maduración y almacenamiento que necesitan las flores, el uso del vapeo que disminuye el calor de los gases que se aspiran, y las gotas para uso oral que aumentan el tiempo de vida media de los cannabinoides en el cuerpo. Como es obvio, los productos del mercado negro no cuentan con certificación legal y confiable.
Pablo Zuleta es médico, especialista en psiquiatría de la Universidad Javeriana. Desde hace 13 años está dedicado al trabajo en adicciones y farmacodependencia. Dirige el Área de Consumo de Drogas, Salud Pública y Educación del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas (CESED).
Las flores quedaron excluidas de los productos médicos en el mercado legal colombiano, lo cual es fundamental para el estancamiento en la industria y sus productos. Mientras los países que antecedieron a Colombia en regulación siguen usando la flor seca para uso médico, en el país tratamos de llegar al gremio de la salud sobre la base de productos farmacéuticos. Afortunadamente las flores entraron al comercio del cannabis legal para la exportación como materia prima, lo cual le permite a la industria mejorar las opciones de comercio, pero aún no resuelve las grandes limitaciones internas para acceder a productos. La calidad de las flores de la industria legal podrá evaluarse a través de la exportación.
El cultivo de precisión requiere un cuidado en donde la tecnología y la práctica del jardinero son esenciales. La historia de los cultivadores de cannabis es la historia del master grower, jardineros de precisión, de cuidado y observación diaria de los cultivos.
La legislación colombiana siempre ha tenido la opción de la investigación clínica con el uso de las flores, pero nuestro avance ha sido pobre en cuanto a productos legales.