Los más tradicionales todavía ahorran en las habituales alcancías en forma de cerditos, en frascos etiquetados, sobres, en libretas que van tachando semana a semana, e incluso hasta debajo del colchón. Otros, más vanguardistas, optan por cuentas de ahorro programado, apps financieras como las billeteras virtuales, Nequi o DaviPlata, por ejemplo. También están quienes lo hacen solos y en secreto, escondiendo la suma de sus esfuerzos. Y otros más, acompañados y confiando, entregando su dinero a entidades bancarias, cooperativas o fondos de empleados.
Para el que quiere y puede, las alternativas de ahorro son casi que inagotables.
53 % de los colombianos ahorran habitualmente y de ellos, el 77 % lo hace para tener respaldo frente a imprevistos y emergencias, dice la Encuesta de Demanda de Inclusión Financiera 2022, publicada por la Superintendencia Financiera de Colombia (SFC) y la Banca de las Oportunidades.
Como se evidencia, ahorran por factores psicológicos, sociales y económicos. Se ahorra para tener seguridad y evitar la incertidumbre, para planificar el futuro (ahorrar y luego invertir), para darse un gusto: un viaje, un carro, ropa… las razones vienen de todos los colores. Mientras tanto, quienes no lo hacen y quieren hacerlo se preguntan, ¿cómo superar los desafíos de esta práctica y convertir el ahorro en un hábito sostenible?
La importancia del ahorro, según Santiago Rodríguez Raga
Para el consultor Santiago Rodríguez Raga, el ahorro es un pilar fundamental para cuidar el bolsillo. “Entre los conceptos claves de finanzas personales, el más importante es el ahorro y es lo que se debe incentivar porque ayuda a que una persona cumpla sus objetivos a largo plazo. Generar esta costumbre desde los hogares colombianos es vital”.
El profesor de Administración de la Universidad de los Andes, también señaló que en Colombia el hábito de ahorrar no está arraigado culturalmente. “El ahorro no es fácil, pero da tranquilidad. Una buena salud financiera hace mejor la vida de la persona”, subrayando la importancia de trabajar en este hábito desde una perspectiva cultural y educativa.
Ahorrar con un objetivo específico para fomentar el hábito
Santiago de Francisco, director del Departamento de Diseño de Uniandes, compartió estrategias prácticas para incorporar el ahorro como un hábito cotidiano. Durante la MoneyCon, el primer festival de finanzas personales, liderazgo e inversión; explicó que el primer paso es tratar el ahorro como una prioridad, casi como una deuda consigo mismo. “Hay que ahorrar antes de pagar las deudas. Si uno ahorra solo lo que le sobra, no va a ahorrar”.
De Francisco también resaltó la importancia de establecer una conexión emocional con el acto de ahorrar. Por ejemplo, el uso de alcancías u objetos diseñados específicamente para fomentar este hábito puede ser un catalizador. “Cuando un objeto está diseñado con intenciones específicas, puede fomentar hábitos. Incorporar el ahorro como parte de una rutina y considerarlo como darse un regalo a uno mismo, ayuda a construir sueños y a proyectar una visión”. Hay algunos que decoran, diseñan y les ponen nombres a sus alcancías, este sencillo acto, produce más compromiso, explica el profesor.
Además, enfatizó en la necesidad de establecer metas claras y entrenarse en el proceso, ya sea mediante herramientas digitales o métodos tradicionales, como las alcancías.
Superar la mentalidad de consumo inmediato
Uno de los mayores desafíos en el camino hacia el ahorro es superar la mentalidad de consumo inmediato, el antojito o el gasto hormiga, más ligado a la emoción que al autocontrol. Santiago de Francisco propuso reflexionar constantemente sobre el propósito del ahorro. “¿Para qué estoy ahorrando? ¿Cómo voy a usar ese dinero?”, sugiere como preguntas clave para mantenerse enfocado.
También invitó a cuestionar los impulsos de compra y evaluar si realmente necesitamos lo que deseamos adquirir. “Si el producto o servicio no cumple con nuestras expectativas, toda la experiencia de ahorro puede volverse frustrante”, advirtió. Por ello, mantener una motivación clara y actualizarla según las prioridades es esencial para combatir el consumismo inmediato y reforzar hábitos de ahorro conscientes.
Ahorrar no solo implica guardar dinero, sino también construir un futuro más estable y gratificante. Reflexionar sobre los objetivos y adoptar prácticas que fortalezcan este hábito puede marcar la diferencia en la calidad de vida de las personas.