Aunque con algo de reserva, se habla de la menopausia, pero muy poco se menciona la premenopausia o perimenopausia, los años previos a la interrupción definitiva de la menstruación.
En esta etapa del ciclo reproductivo de la mujer, hay una disminución progresiva de la producción hormonal, que puede durar entre tres y cinco años; e inicia alrededor de los 45.
Milena tiene 44 años. Cuenta que sentía la necesidad de descansar durante todo el día, algo que la hacía sentir perezosa y frustrada. Como aún tenía sus periodos regularmente, no lo relacionó en un primer momento con la premenopausia. Después de un examen de sangre encontró sus niveles de estrógenos bajos, lo que su doctora vinculó con esta etapa.
Como ella, muchas mujeres desconocen que estos síntomas son el inicio de esta etapa reproductiva. ¿Cómo identificarla?
La doctora Ivette Maldonado, ginecóloga y obstetra de la Fundación Santa Fe de B0gotá, prefiere no hacer a sus pacientes un pronóstico de síntomas, porque cada mujer es diferente. Recalca que estos no aparecen a la vez ni son permanentes:
- Sofocos repentinos
- Insomnio
- Resequedad vaginal
- Aumento de peso
- Irregularidad en la menstruación
Estos síntomas pueden tener repercusiones emocionales. La psicóloga clínica Diana Agudelo da un ejemplo, al anotar que el insomnio genera un descanso no reparador que provoca fatiga y cansancio, lo que repercute en el día a día, haciendo que la mujer se sienta menos productiva.
Afrontar los cambios y sus emociones
Los ovarios, encargados de proveer los óvulos cada mes, tienen dos funciones: la reproductiva y la producción de hormonas como los estrógenos, cuya disminución puede traer alteraciones en el ánimo. Esto se suma a que, para algunas mujeres, puede ser un choque llegar al final de la etapa reproductiva, al ser un rol socialmente esperado del género. Por ello, pueden vivirlo como un duelo. “Muchas empiezan a sentirse debilitadas o en una condición de declive”, dice Agudelo.
Por eso es importante estar atentas para afrontar este nuevo periodo de sus vidas, "dejar de verlo como una enfermedad y simplemente volverlo algo del ciclo normal de la vida, donde pasan cosas que algunas son maravillosas y que uno disfruta enormemente, otras no son tan chéveres, pero son transitorias", complementa.
Un acompañamiento adecuado puede hacer que en la transición se presenten menos molestias.

Las mujeres en este periodo pueden experimentar cambios de humor, ansiedad, dificultad para concentrarse o disminución de la libido. Una primera acción importante en esta etapa es entender el fenómeno biológico que está ocurriendo y desarrollar el autoconocimiento. El siguiente paso es comunicarse y perder el miedo a hablar de ello, como en otros momentos de la vida.
“Cuando tuvimos la primera menstruación, esa transición fue distinta si fuimos acompañadas por nuestra madre o una figura de apoyo, incluso por un médico que nos explicó lo que estaba sucediendo y nos ayudó a lidiar con cosas que, en su momento, pudieron haber sido difíciles”, dice Agudelo.
No se trata de exigir consideraciones especiales, se trata de entender y afrontar la premenopausia. "No es una queja porque yo me estoy haciendo perezosa o porque tengo un desgano por el trabajo, sino para entender que forma parte de ese proceso biológico y psicológico que estoy atravesando en este momento vital", concluye la experta.
El acompañamiento médico
Cada mujer experimenta esta etapa de manera distinta. La doctora Maldonado, quien también es profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes, recomienda, en la medida de lo posible, mantener una relación constante con el mismo médico, para que pueda tener un seguimiento adecuado de la progresión de la paciente.
Existen opciones hormonales y otras alternativas para reducir los síntomas. “Se han hecho muchos estudios que han desarrollado nuevas moléculas farmacológicas y estrogénicas similares a las humanas”, dice Maldonado. No obstante, reconoce que algunas mujeres prefieren evitar estos tratamientos, por lo que también la experta señala que existen alternativas como los fitoestrógenos o estrógenos de origen vegetal.
"Yo no tomo medicinas alelopáticas", dice Martha, de 54 años, que para disminuir los síntomas, decidió recurrir a remedios caseros en lugar de medicamentos químicos en un primer momento. Sin embargo, su doctora le advirtió que, para ser efectivos, debía tomarlos en dosis muy altas, entonces le recetó medicamentos de origen vegetal para aumentar los niveles de estrógenos.
Luego de un año, desde su última menstruación, entró en la etapa de la menopausia. Aun así, sigue el tratamiento, ya que, aunque algunos síntomas han disminuido, todavía persisten.
Maldonado recomienda que, aunque suene repetitivo, es fundamental: llevar una alimentación balanceada, rica en proteínas y vegetales, y realizar ejercicios o actividades como el yoga.
Para las expertas, no se puede encasillar a todas las mujeres en una misma categoría. Coinciden en que esta etapa es un momento clave para redefinir prioridades e intereses, lo que en muchas ocasiones conduce a una mayor madurez.