¿Puede reemplazar la inteligencia artificial a un amigo o terapeuta? Sorprenden de la inteligencia artificial generativa las respuestas amigables e informativas ¿El utilizarla podría cambiar las formas en que nos relacionamos?

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Los seres humanos somos sociales, y habría sido imposible haber llegado a lo que somos hoy como humanidad trabajando en solitario.

Dentro de los avances de la humanidad está la inteligencia artificial generativa (IAG), que puede simular la conversación que tenemos con nuestros amigos, consejeros o un experto.

Pero si somos seres tan sociables, ¿qué puede estar pasando en nosotros y nuestro entorno si delegamos esas conversaciones a una máquina?

 

¿Qué es una buena compañía?

Carlos Gantiva

Parece una pregunta obvia, pero en la era de la IAG no lo es tanto.

Carlos Gantiva, doctor en psicología de la salud, evaluación y tratamiento psicológico y profesor de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de los Andes, dice que una compañía es “un conjunto de personas que nos permiten socializar en un momento específico de la vida, de acuerdo con las necesidades que tenemos”.

Pone como ejemplo a los niños y adolescentes. La posibilidad que tienen de relacionarse con otros de edades similares les permite asumir ciertos riesgos, medir qué es aceptable y qué no lo es, y desarrollar así competencias propias de la edad.

Igualmente, la relación con personas de mayor edad les permite a esos jóvenes tener un modelo de acciones a seguir en determinados momentos.

Es cierto que la inteligencia artificial responde preguntas sobre cómo mejorar las competencias sociales, pero esos son aprendizajes sin el contacto humano, que es importante si lo que se pretende es aprender a relacionarse con otros.

Combatir la soledad

Camilo Rojas, profesor del área de marketing en la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes, y quien investiga el uso de la inteligencia artificial y su impacto en el consumidor, explica tres tipos de soledad que los humanos buscan suplir con sus amigos y, últimamente, con la IAG: soledad social, emocional y existencial.

Camilo Rojas

La soledad social ocurre cuando la persona carece de una red de apoyo significativa y no se siente parte de un grupo. Algunas personas intentan mitigarla a través de las redes sociales, donde encuentran comunidades con las que se identifican.

En este punto, Rojas ve una gran diferencia entre la conversación con la IAG y en las redes sociales. En estas últimas se dan relaciones parasociales, donde se hacen comentarios, a menudo hay respuestas e incluso se puede conocer a un influenciador y a sus seguidores en un evento. Con la IAG, no se está involucrando a otros con los que se pasen vergüenzas, no se controvierte ni hay algún tipo de sorpresa; en pocas palabras, se está más solo.

El segundo tipo, la soledad emocional, se contrarresta con amigos a los que, en un momento de turbulencia emocional, se pueda acudir.

La tercera, y a la que el investigador cree que se le debe hacer seguimiento con el uso de la IAG, es la soledad existencial: aquella en la que se cuestiona la pertenencia a la humanidad y se evalúan los propósitos de vida.

 

Lo positivo de la interacción con la IA

Expertos en el mundo ven algunos beneficios en las interacciones con la IAG .

Por ejemplo, un estudio publicado en la revista Nature muestra como el 3 % de jóvenes que utilizaron Replika, una aplicación de amigos virtuales, detuvo pensamientos suicidas.

Plataformas como Clare&me, en Alemania, y Limbic Care, en el Reino Unido, ofrecen atención a quienes no pueden tener acceso inmediato a un terapeuta. Estas funcionan 24/7, lo que puede ser una alternativa en un primer momento.

Para el psicólogo Gantiva, la IA da buenas respuestas a temas académicos e incluso puede dar referencia de autores y de terapeutas. Pero aclara que solo es una guía.

Pone como ejemplo la información que puede dar para superar un duelo, lo que no quiere decir que sea la mejor compañía para atravesar ese momento. De igual forma, “puede dar una serie de consejos que encuentra en internet para moderar el consumo de alcohol; de ahí a que la IA sea la indicada para asesorar sobre la moderación de su consumo son dos cosas distintas”, dice Gantiva, quien es vicedecano académico de la Facultad de Ciencias Sociales de los Andes.

 

¿Reemplaza la IA a un terapeuta?

¿Remplaza la inteligencia artificial a un terapeuta?

No. Los expertos son enfáticos en ese tema y tienen varios argumentos.

La IA no es buena respondiendo preguntas tendenciosas. Podemos ir llevando la conversación con nuestros comentarios y preguntas a que la IA responda lo que queremos escuchar.

“Un proceso psicológico se caracteriza porque una buena asesoría permite ver diferentes argumentos y formas de ver un mismo problema. No se encarga únicamente de validar la forma en la que yo pienso”, dice Gantiva.

Muchas veces, las dificultades de los seres humanos nacen de la interacción con otros. Temas como colocar límites, ser asertivos o la dificultad para establecer relaciones son problemas que se buscan solucionar con un terapeuta.

“Si muchos de los problemas son sociales, y la forma en la que yo trato de solucionarlos es con una entidad no humana, en últimas, voy a estar seguramente manteniendo el problema”, resume Gantiva.

Un tercer punto es que una terapia o una conversación con un amigo es bidireccional. Al chatear con una IA no hay sincronía; es decir, no se comunica con movimientos o gestos como lo hace un humano al sopesar las ideas del otro.

 

Qué viene en el futuro de la IA y las relaciones

Camilo Rojas ve indispensable hacer seguimiento a temas que, con el uso, irán transformando nuestras relaciones.

Lo primero es la teoría de la subrogación social, es decir, la delegación de nuestras relaciones sociales a las máquinas. Todavía no se conocen los efectos en los niños pequeños que nacieron con estos modelos de lenguaje como herramienta.

La pregunta para hacerse en un futuro es si están delegando en la tecnología la comprensión de sentimientos como el enojo, la tristeza, la culpa o la vergüenza, que expresan a los modelos de lenguaje y no a las personas.

Otro aspecto es cómo estos modelos, junto con la realidad virtual, modificarán el lenguaje no verbal. Y, por último, es seguir haciéndose la pregunta sobre qué es una relación: ¿Cómo se entenderán y qué se entenderá por relaciones con las máquinas y con los seres humanos?

Con la evolución de esta tecnología, los dos expertos recomiendan estar atentos a cómo la estamos utilizando. No se trata de satanizarla, pero sí de analizar —cada persona e institución— si con esta se están profundizando los estados de soledad que incluso pueden afectar la salud.

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Vigilada Mineducación. Reconocimiento como Universidad: Decreto 1297 del 30 de mayo de 1964. Reconocimiento personería jurídica: Resolución 28 del 23 de febrero de 1949 Minjusticia.

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