El reloj marca las 7:00 p. m. y miles de trabajadores en Colombia hacen una pausa. Para muchos terminó su jornada y para otros, según la nueva reforma laboral, el siguiente minuto marcaría la diferencia entre el horario ordinario y uno que debe pagarse con recargo.
Aunque estos cambios traen esperanza de condiciones más justas, generan incertidumbre. La reforma laboral ha comenzado a mover las reglas del juego, y con ellas, inquietudes: ¿a quién favorece realmente?, ¿cuántos quedarán por fuera de sus beneficios? e incluso ¿cómo enfrenta la informalidad?
¿Qué cambios incluye la reforma laboral 2025?
Según el texto aprobado en comisiones y listo para el último debate en el Senado, la reforma laboral de Colombia contempla los siguientes cambios principales:
- El contrato a término indefinido será la norma y los contratos a término fijo tendrán un tope de cinco años.
- La jornada nocturna comienza a las 7:00 p. m., y no a las 9:00 p. m. como antes. Esto implica recargos adicionales para los empleadores.
- Se refuerza la protección laboral para mujeres embarazadas, pre-pensionados y personas con discapacidad.
- Se propone una jornada de trabajo de solo cuatro días, mientras se cumpla con las 42 horas semanales estipuladas por la Ley 2101 de 2021.
¿Quiénes se benefician con la reforma laboral?
El primer grupo beneficiado es el de los trabajadores que ya están dentro del sistema formal. Los nuevos recargos nocturnos y los contratos estables prometen mejores condiciones laborales y mayor seguridad en el empleo.
Asimismo, las nuevas garantías para mujeres gestantes y personas con discapacidades apuntan a reducir la discriminación laboral. Esto representa un avance en términos de equidad y conciliación entre vida laboral y personal.
También, tiene como objetivo brindar formalización laboral a grupos como madres comunitarias, encargadas de la alimentación escolar, deportistas, artistas, periodistas y trabajadores del sector de la pintura.
¿A quién podría afectar?
Más del 90 % de las pequeñas empresas en Colombia tienen tres o menos trabajadores informales. Para ellas, asumir mayores cargas salariales, costos por recargos nocturnos y obligaciones contractuales puede convertirse en una barrera difícil de superar.
El doctor en Economía, Darío Maldonado, lo explica claramente:
“Ser formal en Colombia es muy difícil y muy costoso. Hablamos de empresas muy chiquitas, muy poco productivas, cuyos dueños muchas veces ganan algo cercano al salario mínimo”.
En este contexto, la reforma podría generar efectos contrarios: menos contratación formal o incluso reducción de empleos existentes.
“La reforma laboral aumenta los costos no salariales de contratar mano de obra, de manera que las empresas enfrentadas con mayores costos de producción deberán reducir su nivel de producción si deciden no reducir su nivel de contratación de empleados”, afirma la Nota Estudiantil del Semillero Macro de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes sobre el tema.
De hecho, el modelo de negocio de muchas plataformas se basa en la flexibilidad. Regularlas bajo esquemas tradicionales podría afectar su operación. Sin embargo, si se logra adicionar a la norma sin repercusiones negativas, se convertiría, según los expertos, en gran crecimiento económico.
Esta es quizás la pregunta más importante del debate actual. Con una informalidad laboral cercana al 58 %, cualquier cambio que no la aborde directamente corre el riesgo de ser incompleto.
En palabras de Maldonado, que también es profesor de Los Andes:
“La informalidad es resultado de debilidades en el sistema educativo, mal diseño de los sistemas de protección social, mala regulación y deficiente fiscalización de las relaciones laborales”.
El experto también propone una visión más amplia para retomar esta discusión en los escenarios públicos en donde se tenga en cuenta:
- Sistema educativo con enfoque laboral: conectar la formación con las necesidades del mercado de trabajo. Eso implica reformar la educación técnica, tecnológica y universitaria.
- Cotizaciones flexibles: es necesario permitir cotizar por horas o días trabajados en el mes para que los independientes puedan cumplir con sus obligaciones sin caer en la informalidad.
¿Es esta reforma laboral un avance?
Mejora las condiciones para quienes ya están protegidos por la ley laboral y actualiza normas que estaban atrasadas frente al mercado global. Pero no es suficiente por sí sola. Mientras no se resuelva el problema de fondo —la informalidad estructural, el bajo acceso a la educación laboral útil y la baja productividad empresarial—, cualquier avance será parcial.