Un equipo de perforadores de plataformas petroleras fue contratado por la Nasa para destruir un asteroide que impactaría en la Tierra. Era 1998 y se estrenaba Armageddon, la reconocida película de ficción dirigida por Michael Bay y protagonizada por Bruce Willys, en la que ese equipo improvisado evitaba lo que sería el fin del mundo.
Pero la verdad es que la amenaza de los asteroides no se resuelve con perforadoras y explosivos, sino con ciencia y vigilancia constante.
Cada año, miles de rocas espaciales pasan cerca de la Tierra. La mayoría no representa peligro, pero algunas, como el asteroide 2024 YR4 —que alcanzó una probabilidad del 3,1 % de impacto en 2032—, obligan a encender las alarmas y a preparar estrategias reales de defensa planetaria.
Aunque la NASA redujo rápidamente ese riesgo al 0,001 %, descartando prácticamente el peligro, el foco de los científicos se ha desplazado ahora hacia la Luna, que enfrenta una posibilidad del 3,8 % de ser impactada por esta misma roca. Más allá del riesgo inmediato, el episodio reabre una pregunta clave: ¿estamos realmente preparados para defender al planeta —y su satélite— ante una amenaza real?
¿Cuán probable es el impacto de un asteroide?
De los miles de asteroides que pasan cerca de la Tierra anualmente, la ciencia ha evidenciado que, aunque algunos podrían convertirse en amenaza, la mayoría representa bajo nivel de riesgo. Estas rocas, remanentes de la formación del Sistema Solar, orbitan el espacio sin rumbo fijo. Hasta ahora, se han identificado 35.155 objetos cercanos a la Tierra (Near Earth Objects -NEOs), algunos con trayectorias que los convierten en potencialmente peligrosos. Por eso, agencias como la Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria los monitorean constantemente para prevenir futuros impactos.
La historia demuestra que las colisiones han ocurrido antes y volverán a ocurrir en el futuro, por lo que la amenaza de los asteroides no es una cuestión de "sí", sino de "cuándo".
Así se comparan el tamaño y la energía de los asteroides que han impactado la Tierra con lo que sería el impacto del 2024 YR4:
Ilustración: Juliana Avella
La tierra ya ha sido impactada
El miedo a los asteroides no es infundado: ya ha ocurrido antes. El impacto más devastador fue el que extinguió a los dinosaurios hace 66 millones de años, causado por un asteroide de 10 km de diámetro. En 1908, un meteorito de aproximadamente 50 metros explotó sobre Tunguska, Siberia, liberó una energía equivalente a 1.000 bombas atómicas de Hiroshima y arrasó 2.000 km² de bosque. El 2024 YR4, del que ya se descartó su impacto, se estima que mide unos 40 metros, un tamaño similar al de Tunguska.
Animación: Juliana Avella
Jorge Zuluaga, profesor de Física y Astronomía de la Universidad de Antioquia, explica que los cuerpos del sistema solar se mueven como si estuvieran en una pista de carreras alrededor del Sol. En este escenario, las órbitas de algunos asteroides pueden cruzarse con la de la Tierra, lo que genera la posibilidad de impactos, aunque no siempre ocurren. Sobre el asteroide 2024 YR4, Zuluaga aclara que "ha pasado posiblemente durante miles de años cerca de la órbita de la Tierra sin que pase nada. Cuando la Tierra está en un punto, el asteroide ya ha pasado y está muy lejos."
Ilustración de la aproximación de órbita del 2024 YR4 con la de la Tierra

Ilustración: Juliana Avella
¿Podemos desviar un asteroide? Tecnologías de defensa planetaria en acción
La buena noticia es que la ciencia ha avanzado y hoy existen varios métodos teóricos para desviar un asteroide. Solo uno ha sido probado con éxito:
- Impacto cinético: chocar una nave contra el asteroide para alterar su trayectoria. La única prueba real de esta técnica fue la misión DART (Double Asteroid Redirection Test) de la NASA en 2022, que impactó deliberadamente contra Dimorphos, la luna de un asteroide más grande. El choque logró desviar su órbita en 32 minutos. (Ver imagen misión Dart)
- Tractores gravitacionales: una nave espacial de gran masa podría acercarse al asteroide y usar su propia gravedad para ejercer una leve atracción sobre él, alterando su trayectoria con el tiempo.
- Explosión nuclear: se ha considerado la posibilidad de detonar una bomba nuclear cerca del asteroide para empujarlo fuera de su curso. Sin embargo, este método es controversial debido al riesgo de fragmentación del asteroide y sus implicaciones políticas y ambientales.

Ilustración: Juliana Avella
Detectar asteroides a tiempo: el primer paso en la defensa planetaria
Un desafío en la defensa planetaria es la interferencia de las mega-constelaciones de satélites, como Starlink de SpaceX, que reflejan la luz solar y afectan la detección de asteroides cercanos a la Tierra. Un estudio publicado en Nature Astronomy advierte que el brillo de estos satélites contamina las imágenes espaciales pues dificulta el rastreo de objetos peligrosos y reduce el tiempo de reacción ante una posible amenaza. A medida que miles de nuevos satélites son lanzados cada año, crece el debate sobre cómo equilibrar el desarrollo tecnológico con la seguridad del planeta.

Colombia avanza hacia la cooperación en defensa planetaria
La cooperación internacional en defensa planetaria opera a través de redes como la International Asteroid Warning Network, donde científicos de diversas instituciones y astrónomos aficionados con el equipo adecuado colaboran en la observación y monitoreo de asteroides potencialmente peligrosos. Estas redes facilitan el intercambio de datos y la realización de cálculos precisos para evaluar riesgos de impacto, generando reportes dirigidos a la comunidad científica y la opinión pública
En Colombia, diversas instituciones trabajan para integrarse a la IAWN. Jaime Forero, Físico de la Universidad de los Andes, lidera una iniciativa con un equipo de cuatro postdoctorales de las principales universidades con programas de astronomía (Universidad de los Andes, Universidad Nacional, Universidad de Antioquia y Universidad Industrial de Santander). Este esfuerzo se coordina desde la Red AstroCO, que agrupa astrónomos profesionales del país. La iniciativa busca consolidar una red científica nacional para contribuir al monitoreo global de asteroides, intercambiar datos de manera abierta y fortalecer las capacidades técnicas del país, permitiendo que Colombia asuma un papel más activo en la cooperación internacional para la seguridad planetaria.