Texto: Angélica Castellanos Romero,
Mauricio Laguna Cardozo—
Hashima Hasan nació en la India y desde el patio de su hogar, un amanecer cuando tenía 6 años y mientras su abuela ponía a todos los de su casa a descubrir el Sputnik en los cielos, pensó en lo fascinante que sería trabajar en el espacio. Hoy es doctora en Física Nuclear Teórica de la Universidad de Oxford y desde 1994 trabaja en la Nasa como Program Scientist. Es responsable, también, de Educación y Comunicación en Astrofísica. Debe garantizar que cada misión sea viable y esté alineada con los objetivos de la agencia espacial.
Ha trabajando en proyectos como el telescopio Hubble y el James Webb. De este último –lanzado el 25 de diciembre–, dio una clase magistral en Bogotá y, en esta entrevista, toca primero el tema de la educación, de las mujeres en la ciencia, de su labor en la Nasa y de su historia de vida como esa niña que levantó su mirada y soñó con el cosmos.
—¿Qué le entusiasma de la educación actual?
—Lo más emocionante, hoy, es que los niños tienen la oportunidad de aprender ciencia —mucha ciencia— de otras formas.
Las redes sociales han hecho una gran diferencia para llevar la ciencia a zonas donde antes no era posible.
Durante su clase magistral en Bogotá, Hashima Hasan abordó la exploración del telescopio espacial James Webb, uno de los proyectos de los que ha sido parte en la Nasa. Foto: Daniel Álvarez
—¿Qué le falta a la educación actual?
—Conseguir que los niños participen –me refiero a la educación desde el jardín de infancia hasta los 12 años– y que reconozcan la ciencia en la vida cotidiana. Es algo que forma parte de ti y debe hacerse hincapié en eso para que los niños piensen todo el tiempo: ‘¿Cómo podemos hacer esto, qué significa?’
—¿Y para los estudiantes universitarios?
—También a ellos debería enseñárseles la ciencia de forma más universal, incluso a los estudiantes de artes. Es importante aprenderla, que piensen cómo afectará su obra. Todo el mundo lo necesita.
—¿Qué le hizo decidir que quería trabajar en ciencia y específicamente en la Nasa?
—Nací en la India, que acababa de liberarse del dominio británico, y procedía de una comunidad musulmana minoritaria. Ellos no habían fomentado la educación moderna en la India y, especialmente, la educación de las niñas. Pero tuve la suerte de que mi familia pensaba que las niñas debían ser educadas, particularmente mi madre: "Esta niña mía va a ser científica", decía. Eso se quedó en mi cabeza.
Creciendo en la India ves pájaros, abejas y animales. Me fascinaban. Cuando tenía 6 años, la entonces Unión Soviética lanzó el Sputnik y salió en el periódico que en el cielo del amanecer sería visible; en los cielos de Lucknow, mi ciudad natal.
Mi abuela hizo que todos los niños, los criados y sus hijos lo vieran: todos de pie en el patio trasero. ‘Qué maravilloso sería trabajar en el espacio’, pensé. Aún recuerdo aquel día.
Lo que pareciera un pasiaje de montañas y valles es una región de formación de estrellas en la nebulosa Carina. Imagen del telescopio James Webb, conocida en 2022. Foto: AFP/Nasa
—Y en ese entonces, ¿qué educación recibía?
—Fui a un colegio de chicas, una escuela católica dirigida por monjas irlandesas. No creían en la enseñanza de la ciencia a las niñas. Pero, de nuevo, tuve suerte; en el noveno curso, una de las monjas acababa de estar en América, llegó como nueva directora y dijo que las chicas podían hacer ciencia. Luego de un examen, nos seleccionaron a 15, aunque debimos rotar profesoras porque no era fácil conseguir maestras. Todas éramos muy dedicadas. Ese fue el comienzo de mi vida en la ciencia.
—Tenemos el mismo problema en América Latina. ¿Algún consejo?
—Primero, crear la cultura y hacer saber a las chicas que pueden hacer ciencia. Además de mi madre, nuestros líderes políticos también han dicho que estamos construyendo una nueva nación, que debemos hacer ciencia y tener una democracia con los mismos derechos para la niñas y los niños. Fue un mensaje muy poderoso, cuando era pequeña tenía los mismos derechos de mi hermano. Y necesitamos modelos.
Mary Curie fue mi modelo, ella hizo ciencia cuando las mujeres no la hacían.
—Hablemos del trabajo en la Nasa. Después del lanzamiento del telescopio espacial Hubble en 1990, los operadores descubrieron un problema óptico que afectaba la nitidez de las imágenes. ¿Cómo lo resolvieron?
—En aquella época yo era científica del telescopio en Baltimore. Y cuando llegaron las imágenes, mi equipo las analizó. En primer lugar, debíamos averiguar cuál era el problema. Las analizamos muchas veces y, tras caracterizar el error, un ingeniero en el instituto tuvo esta brillante idea: ‘¿Qué tal si en la próxima misión de servicio enviamos algo en lo que pongamos tres instrumentos? Enviamos tres puntas y en el borde de cada punta hay un pequeño espejo corrector que corrige el problema óptico del Hubble’, propuso.
Y así se hizo. También se diseñó un nuevo instrumento, allí el problema se solucionó internamente. Y luego, por supuesto, los astronautas fueron entrenados para hacerlo y desplegarlo.
—Pero, ¿hubo un momento en el que creyeron no poder hacer nada?
No creo. Inmediatamente la gente empezó a pensar cómo solucionarlo. Como recordarán las famosas palabras de aquel directivo de la Nasa, el fracaso no es una opción.
Un momento en la larga historia del telescopio espacial Hubble, en un acercamiento de mantenimiento del Columbia en 2002. Foto: AFP/Nasa
* Hashima Hasan dio su clase magistral en el mes de septiembre de 2023 en la Universidad de los Andes.
