Semáforo verde para Colombia Cali fue sede de la COP16, clave para biodiversidad. Un experto en economía ambiental analiza su éxito y el rol crucial de Colombia.

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Foto páginas anteriores: Bahía Málaga, Pacífico colombiano. La conservación de la biodiversidad y de las áreas protegidas en regiones como el Pacífico y la Amazonía requiere esfuerzo conjunto. Nadie puede solo. Comunidades, gobiernos, academia, organizaciones y sector privado pueden hacerlo. La COP16 estableció diálogos y acuerdos. Implementarlos es la tarea.

La COP16 resultó ser una de las conferencias más relevantes de los últimos tiempos. Fue el escenario para avanzar en los compromisos adquiridos en la COP15 respecto a las 23 metas del Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal. Delegaciones de cerca de 190 países llegaron con el compromiso de negociar esas metas, definir planes de acción nacionales y asegurar recursos financieros para su implementación. Un compromiso ambicioso, con enormes desafíos.

Colombia asumió la presidencia de la COP16 por dos años, y su liderazgo será crucial para implementar los objetivos. La ministra Susana Muhammad encabezó esta responsabilidad, y el reconocimiento internacional fue significativo.

Desde el Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (CODS), participamos en el diálogo, organizamos eventos donde estuvieron comunidades indígenas como la maorí, de Nueva Zelanda, y la misak, del Cauca colombiano. El intercambio entre culturas indígenas de distintos hemisferios permitió compartir saberes sobre la relación con la naturaleza y la protección de la biodiversidad, uno de los temas centrales de esta COP.

El CODS estuvo presente en eventos de la Comisión de la Tierra para resaltar la importancia de los límites planetarios que debemos respetar para asegurar un futuro sostenible.

 

Colombia, liderazgo crucial

El país es uno de los más biodiversos del mundo, con zonas de alta riqueza ecológica, diversidad de especies y endemismo, como el Chocó biogeográfico y la Amazonía. Esto lo coloca en un rol fundamental en las negociaciones sobre acceso y utilización de recursos genéticos. Sin embargo, existen retos sobre quién se beneficiará de su uso comercial.

Las comunidades indígenas y ancestrales expresaron preocupaciones ante la posibilidad de ser excluidas de estos beneficios, esenciales para industrias como la farmacéutica o la cosmética. Se discutieron acuerdos, durante la COP16, para proteger sus derechos, decisivos para evitar su marginación y garantizar una distribución justa de  beneficios.

Las comunidades afrodescendientes, así mismo, pidieron ser reconocidas formalmente dentro de la convención de biodiversidad como parte de los grupos que han contribuido a su conservación.

Otro tema crítico es la Meta 30×30, un compromiso global para que 30 % de los territorios naturales estén bajo conservación y 30 % de los ecosistemas degradados se restauren para 2030. Este objetivo, un poco más plausible para países como Colombia, implica grandes dificultades para otras naciones. Cumplirlo requerirá cooperación internacional y compromiso financiero de los países desarrollados, beneficiarios de los servicios ecosistémicos. La implementación de la Meta 30×30 también está vinculada a los derechos de los pueblos indígenas, quienes desempeñan un papel fundamental en la conservación de la biodiversidad. Por eso la importancia de su papel central en la conservación desde sus formas de autogobierno en el territorio.

 

 Subsidios perjudiciales

También se debatieron las metas 18 y 19 del Protocolo de Kunming-Montreal, que buscan el desmonte de subsidios dañinos para la biodiversidad, en especial en el sector agropecuario —unos 500.000 a 600.000 millones de dólares al año en el mundo—. Estos fondos suelen estar ligados a prácticas de impacto negativo en la biodiversidad. Incluyen el uso de agroquímicos que afectan el agua y aumentan los niveles de fósforo y nitrógeno, causando daño a la fauna silvestre y contribuyendo a la acidificación de los océanos.

Desmontar estos subsidios es una tarea compleja, dado que involucra fuertes intereses económicos. Sin embargo, una oportunidad podría ser redirigir estos recursos hacia prácticas que beneficien la biodiversidad, como la agricultura regenerativa o sistemas agro-silvopastoriles, más sostenibles para el suelo y los ecosistemas forestales. Con menos uso de agroquímicos y menores presiones sobre el bosque.

 

Retos y expectativas

El éxito de la COP16 depende de un esfuerzo conjunto entre sectores privados, gobiernos, academia y organizaciones sociales. Esta conferencia ha demostrado oportunidades de negociación, pero implementar las metas requiere compromiso y acción coordinada. Mucho dinero, también, para financiar los compromisos adquiridos.

Los gobiernos tienen la responsabilidad de promulgar normas y destinar fondos públicos e impulsar la transición hacia una economía más favorable a la biodiversidad. Al igual que en la transición energética, es esencial promover una transición que priorice la biodiversidad y fomente oportunidades para el sector privado, protegiendo a su vez a las comunidades más vulnerables, como indígenas, campesinos y afrodescendientes.

El escepticismo suele rodear estas cumbres. Pero la COP16 logró sentar bases importantes. Llamó la atención, como nunca antes, de la gente del común. Como en toda conferencia de este tipo, hay pesimistas y optimistas cautelosos. Esto fue solo el inicio —les digo a los optimistas— y el verdadero trabajo comienza con la implementación. Aunque los avances pueden parecer pequeños —les digo a los pesimistas—, cada paso es significativo. Estos espacios permiten el encuentro de muchas voces y el acuerdo de mínimos comunes sobre los cuales construir soluciones futuras basadas en nuestro valioso capital natural.

La COP16 fue un avance en la búsqueda de soluciones para proteger la biodiversidad global. Aunque todavía queda un largo camino, el trabajo en esta cumbre sienta un precedente para las próximas conferencias.

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Vigilada Mineducación. Reconocimiento como Universidad: Decreto 1297 del 30 de mayo de 1964. Reconocimiento personería jurídica: Resolución 28 del 23 de febrero de 1949 Minjusticia.

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